A las contradictorias declaraciones del general Taguba, encargado del informe sobre el trato a los detenidos en la cárcel de Abú Graib, y del subsecretario de Defensa para el espionaje, Cambone, se añaden ahora las exculpaciones de la general Karpinski, responsable de la prisión, y de otros implicados. Ya nadie cree que sea un caso aislado y la responsabilidad de los servicios secretos, de la cadena de mando y de paramilitares contratados es patente. Otra cuestión es que ante la trascendencia de los hechos nadie quiera asumirlos, porque dañan la imagen de EEUU, ponen al descubierto el uso sistemático de torturas, de perros, de vejaciones sexuales y de humillaciones (fotografías) para vencer la resistencia en las prisiones de Guantánamo, Irak y Afganistán e inculpan, en última instancia, a Rumsfeld, último bastión del presidente Bush para exculparse. Son los trapos sucios de la ocupación ilegal y de los sueños imperiales.

*Catedrático de Historia.