La decisión de las FARC de no entorpecer la jornada electoral fue determinante para que los ciudadanos de Colombia votaran ayer en un clima de relativa calma, que solo fue perturbada por incidentes aislados en zonas rurales. En medio de un puente festivo y lluvioso que acentuará sin duda la tendencia de los colombianos al abstencionismo, las presidenciales dejaban un margen exiguo para la sorpresa, y casi se daba por descontado que el presidente, Alvaro Uribe, será reelegido. Estaba previsto que la Registraduría Nacional divulgara datos definitivos del escrutinio hacia las ocho de la tarde (madrugada en España).

El director de la policía, general Jorge Daniel Castro, anunció a media mañana que la situación en la mayor parte del territorio estaba bajo control y que las fuerzas de seguridad llevaban a cabo una "cobertura total" de los casi 1.100 municipios del país. El Ministerio de Defensa informó de "cuatro incidentes menores de orden público" en los departamentos (provincias) de Tolima, Boyacá, Valle del Cauca y Risaralda, mientras que en el de Sucre las autoridades tuvieron que transportar en helicóptero el material electoral de siete municipios por problemas de seguridad. Nada realmente alarmante si se compara con las cruentas ofensivas guerrilleras registradas en jornadas electorales no muy lejanas.

EL VOTO DE LOS MUERTOS Es probable que el Gobierno de Uribe se atribuya todo el mérito de unas elecciones tranquilas si estas terminan como empezaron. Unos 220.000 militares y policías fueron desplegados para garantizar la seguridad de los votantes. Gran parte de la atención de los medios de comunicación estaba puesta en las regiones en las que hubo denuncias de fraude electoral tras las legislativas de marzo. Para conjurar la trampa, que entonces favoreció a las listas uribistas, las autoridades optaron por examinar literalmente con lupa las huellas dactilares de los votantes, pues uno de los trucos más habituales consiste en votar con las cédulas (DNI) de los fallecidos.

"En Colombia, la seguridad ha rescatado las libertades y las garantías para todos", proclamó el sábado Uribe durante una rueda de prensa con periodistas extranjeros. El mandatario desestimó las denuncias de sus rivales en el sentido de que el Gobierno no ofrece suficientes garantías a la oposición, y afirmó que si el candidato del Polo Democrático Alternativo (PDA), Carlos Gaviria --su principal adversario--, ha subido tanto en los sondeos en los últimos meses es porque "Colombia es hoy un país con garantías efectivas y no retóricas, como en el pasado". La mejoría de su rival, sin embargo, no llegó a afectar a su liderazgo.

Con la casi segura reelección de Uribe, la victoria de Gaviria habrá consistido en ganar los suficientes votos --se calcula que más de 2 millones-- para formar un bloque opositor fuerte, algo que no ha existido en los últimos cuatro años en Colombia. Candidato este año a la presidencia por tercera ocasión, Horacio Serpa (Partido Liberal) tiró a la basura los 3,5 millones de votos que consiguió en el 2002, y la posibilidad de una oposición que sirviera de contrapeso a Uribe, al aceptar integrar el Gobierno.

EL PAPEL DE LA PRENSA El periódico El Tiempo , único de difusión nacional, afirmó en su editorial de ayer que Uribe es el candidato "más competente" para enfrentar los problemas del país. Otros medios de comunicación se han jugado todo a favor de la reelección y han sido un papel clave en el proceso electoral. Con la perspectiva de gobernar hasta el 2010, Uribe se dedica estos días a tratar de limpiar la imagen de derechista radical, y dijo que "si un Gobierno de izquierdas es el que respeta las instituciones independientes, Colombia tiene el Gobierno más de izquierdas de todos".