El escándalo ha llamado otra vez a la puerta de las Fuerzas Armadas de Colombia. Tres coroneles del Ejército fueron destituidos al estar involucrados en, al menos, tres de los 11 asesinatos de jóvenes a los que se intentó hacer pasar como "muertos en combate", en el norteño departamento de Santander. Ante las impactantes revelaciones, el presidente de Colombia, Alvaro Uribe, intentó desmarcarse lo máximo posible del escándalo y reclamó ayer la "máxima condena" para los culpables de las ejecuciones. "Duele profundamente que aparezcan oficiales del Ejército vinculados", dijo Uribe.

Los 11 jóvenes desaparecieron en enero. Habían dejado sus casas por ofertas de trabajo cuya legalidad está siendo investigada. Sus cuerpos fueron exhumados en septiembre. Según la revista Semana , los militares llegaron a grabar el final del supuesto enfrentamiento con el Ejército mostrando los cadáveres.