Tres islamistas de nacionalidad británica fueron declarados culpables ayer por un jurado de Londres en relación con un complot desactivado en agosto del 2006 para atentar con explosivos líquidos en vuelos transatlánticos. La sentencia se conocerá el lunes.

El complot de los miembros de Al Qaeda --que estaba a punto de llevarse a cabo cuando fueron detenidos, según la policía británica-- fue el detonante de la adopción de numerosas medidas de seguridad, y en particular de las restricciones en los líquidos que los pasajeros pueden subir a los aviones.

Los terroristas planeaban destruir simultáneamente siete aviones, con al menos 200 pasajeros en cada uno, en vuelos desde el aeropuerto de Heathrow hacia EEUU y Canadá. Lo iban a intentar portando explosivos escondidos en botellas de refrescos.