Un lord británico ha dimitido y otros han sido suspendidos de sus partidos políticos en medio de acusaciones de que aceptaron dinero a cambio de promover intereses empresariales en la Cámara alta.

El lord norirlandés John Laird se ha dado de baja del Partido Unionista del Ulster después de que 'The Sunday Times' revelara que él y otros dos lores accedieron a cobrar por favorecer en el Parlamento a una supuesta empresa surcoreana. Los otros dos implicados son Jack Cunningham y Brian Mackenzie of Framwellgate, que han sido suspendidos del Partido Laborista mientras se realiza una investigación parlamentaria.

El Partido Laborista, principal fuerza de la oposición, ha señalado en el comunicado en el que informaba de la suspensión que "espera los más altos estándares de sus representantes", quienes en todo momento deben actuar "con total transparencia".

El presidente del norirlandés Partido Unionista del Ulster, Mike Nesbitt, ha confirmado por su parte la dimisión de Laird y ha asegurado que este ha remitido el caso a la oficina del comisario de estándares parlamentarios, que vela por que los miembros del Parlamento cumplan con el código ético, el cual les impide lucrarse por su actividad en la Cámara.

Trampa periodística

Según 'The Sunday Times', los tres políticos accedieron a recibir pagos para promover preguntas y grupos de trabajo y organizar fiestas de contactos en la Cámara alta del Reino Unido. Periodistas de este rotativo se acercaron a los lores --cargos que son hereditarios o designados por los partidos, pero no electos- haciéndose pasar por representantes de una falsa compañía surcoreana de energía solar y les ofrecieron dinero para que intercedieran a su favor, al tiempo que filmaron sus reacciones.

En las filmaciones, Laird y Mackenzie explican por separado que una manera de eludir la normativa parlamentaria, la cual impide cobrar por plantear preguntas o montar grupos de trabajo, era pedirle a un colega ajeno al caso que lo hiciera y, a cambio, hacer lo mismo por él. Cunningham solicitó por sus servicios un pago de 144.000 libras al año (170.000 euros), si bien posteriormente, cuando se dio cuenta de que había sido víctima de un engaño, dijo que solo lo hizo para exponer la trama de los periodistas. Laird y Mackenzie reaccionaron en la misma línea, tras extenderse la sospecha entre sus partidos de que había en marcha una investigación periodística.