Al menos tres personas habrían muerto en un apuñalamiento múltiple, ocurrido ayer hacia las dos de la tarde hora local, en el hotel Park Inn, en el centro de la ciudad escocesa de Glasgow. Otras seis resultaron heridas y fueron hospitalizadas. Una de ellas es un policía de 42 años, que se hallaba en estado crítico, aunque estable.

Los medios británicos aseguraban que dos de los fallecidos serían víctimas y el tercero, el agresor, que fue abatido por las fuerzas de seguridad, como confirmó en un comunicado el jefe de la policía escocesa, Steve Johnson. «El incidente no ha sido tratado como terrorismo», añadiría más tarde Johnson. «Nuestra investigación sigue para determinar las circunstancias» del caso.

El Park Inn, de muy baja categoría, situado en una zona comercial muy concurrida de Glasgow, se halla en estos momentos, debido al coronavirus, ocupado por personas solicitantes de asilo en el Reino Unido, al igual que otros establecimientos similares en la ciudad. Uno de sus moradores, que no quiso dar el nombre, contó: «Bajé corriendo a ver qué pasaba, porque oí gritos. Vi a dos personas apuñaladas y a un oficial de la Policía sangrando».

«UNA CARNICERÍA» / Un repartidor, que tampoco se identificó, se encontró al entrar al hotel «con un tipo que había apuñalado al recepcionista y al de mantenimiento. Salió corriendo de vuelta a su habitación. Traté de contener la sangre del tipo de mantenimiento. Cuando la Policía armada entró, corrió a la habitación y disparó contra el tipo. Fue una absoluta carnicería. Estaba en el suelo tratando de sostener al encargado de mantenimiento, con una herida grande».

Otro testigo, Craig Milroy, contó a la agencia de noticias Press Association (PA) como vio «a un hombre tendido en el suelo, de origen africano, sin zapatos. Estaba en el suelo y alguien a su lado le sostenía, no sé si estaba herido de bala o apuñalado, o quién era». Ese hombre, que podría tratarse de un joven de Sierra Leona, fue uno de los cuatro de los que se hizo cargo el equipo médico que acudió al lugar. Louise, que se hallaba en las proximidades, vio «sangre en todas partes, en el suelo... La gente salía corriendo del hotel y la policía les decía que pusieran las manos en alto. Había coches de policía, ambulancias en toda la calle. Acordonaron la zona y pidieron a la gente que se pusiera a salvo y se fuera». Desde un primer instante la policía insistió en que la situación estaba controlada, no buscaban ningún otro sospechoso y no existía peligro para la gente, lo que dio a entender que el incidente no tenía una conexión con el terrorismo. Ako Zada, kurdo de Escocia, aseguró que las condiciones en el hotel eran terribles, algo que favorecía las enfermedades mentales y la depresión.