El Tribunal Internacional de Justicia, la máxima instancia judicial de las Naciones Unidas (ONU), absolvió ayer a Serbia de la acusación de haber planificado, incitado, cometido o colaborado en un genocidio contra la población bosnia durante la guerra de 1992 a 1995. No obstante, la sentencia reconoce como "genocidio" la matanza de más de 7.000 musulmanes en la ciudad de Srebrenica en julio de 1995 y establece que Serbia "violó sus obligaciones" de prevenir ese genocidio y de entregar a la justicia a sus responsables. Pero el Tribunal Internacional de La Haya concluyó que esta grave responsabilidad serbia no justifica la imposición del pago de indemnizaciones a Bosnia.

La polémica sentencia, adoptada por trece votos a favor y dos en contra, causó una profunda decepción entre la población musulmana y croata de Bosnia. El Gobierno bosnio presentó la demanda contra Serbia en 1993, en medio de la guerra de limpieza étnica perpetrada por las fuerzas serbobosnias con el pleno respaldo del régimen de Slobodan Milosevic y dos años antes de que se produjera el exterminio de la población de Srebrenica. El Gobierno bosnio, en la primera denuncia contra un Estado por genocidio, acusó al Ejecutivo de Belgrado de ser el responsable de las matanzas, las violaciones masivas y la limpieza étnica que se produjeron en el país durante la guerra, que causó más de 200.000 víctimas.

Ni cómplice, ni incitador Serbia "no cometió genocidio", "no conspiró para cometer genocidio, ni incitó a la comisión de genocidio", ni tampoco "ha sido cómplice de genocidio", según detalla la sentencia leída por la presidenta del Tribunal Internacional, Rosalyn Higgins. El fallo judicial reconoce que las atrocidades de Srebrenica fueron cometidas gracias a los recursos y la ayuda facilitada por el Gobierno de Belgrado a las fuerzas serbobosnias, pero argumenta que "no ha podido establecerse de forma concluyente que, en ese momento crucial", Serbia facilitara esa ayuda con el pleno conocimiento de que sería utilizada para cometer el genocidio.

Por el contrario, el Tribunal de la ONU estableció que "Serbia violó la obligación de prevenir el genocidio" y no adoptó "todas las medidas en su poder para prevenir el genocidio". El documento destaca la influencia decisiva de Belgrado sobre las autoridades serbobosnias y señala que Serbia "no ha probado que tomara ninguna iniciativa para prevenir lo que ocurrió o cualquier acción para evitar las atrocidades que se cometieron". Pero, una vez más, el tribunal disculpa a las autoridades serbias con el argumento de que Belgrado carecía de información de que el genocidio fuera inminente.

Los jueces reprochan a Belgrado que haya violado su obligación de entregar al exgeneral serbobosnio Ratko Mladic, acusado del genocidio de Srebrenica, al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. La sentencia exige además a Serbia que "tome inmediatamente pasos efectivos" para entregar al Tribunal para la antigua Yugoslavia a todos los acusados de genocidio y otros delitos en la guerra de Bosnia.

Tortura y violaciones La polémica sentencia, además de reconocer el genocidio de Srebrenica, establece que la población musulmana bosnia "fue sistemáticamente víctima de masivos malos tratos, apaleamientos, violaciones y torturas", pero concluye que no ha podido establecerse "de forma concluyente" que existiera un intento específico de destruir a esa población.

El responsable de la política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, que dirigió la pacificación de Bosnia al frente de la OTAN, expresó su confianza en que la sentencia permita "cerrar una página dramática de la historia" y contribuya a la "reconciliación" de los Balcanes. Solana respaldó la tesis del tribunal de que no existen responsabilidades colectivas, sino solo responsabilidades individuales.