El presidente de EEUU, Donald Trump, ha anunciado este domingo, en medio de la sorpresa general, que ponía fin a las "negociaciones de paz" con los talibanes, unas conversaciones que se habían iniciado hace un año y que parecían estar muy cerca de concluir en un histórico acuerdo para Afganistán.

El mandatario ha revelado que inicialmente se debía reunir este mismo domingo en su residencia de Camp David, en el más absoluto secreto y por separado, con el presidente del país centroasiático, Ashraf Ghani, aunque también con los "principales dirigentes talibanes", un encuentro sin precedente alguno, apenas unos días antes del 18 aniversario de los atentados del 11-S. "Estaban de camino hacia EEUU, pero he anulado inmediatamente la reunión", ha asegurado Trump a través de Twitter.

La principal razón esgrimida por el presidente estadounidense para interrumpir los contactos con los insurgentes afganos es la violencia, a la que no parecen haberle puesto coto pese a las conversaciones en curso. "Desgraciadamente, para intentar incrementar la presión a las malas y con conocimiento de causa", los talibanes han reconocido "un atentado en Kabul" que ha provocado la muerte a "uno de nuestros grandes soldados y a otras 11 personas", ha puntualizado.

"INCAPACES" DE ACEPTAR UN ALTO EL FUEGO

"Si son incapaces de aceptar un alto el fuego durante estas discusiones de paz muy importantes y en cambio, capaces de matar a 12 inocentes, ello quiere decir que carecen de los medios para negociar un acuerdo significativo", ha concluido.

Los talibanes han reaccionado con amenazas nada veladas hacia EEUU. "América va a sufrir más que cualquier otro; su actitud contraria a la paz será más visible a los ojos del mundo, y sus pérdidas humanas y financieras van a aumentar", ha advertido el movimiento rebelde, prometiendo "continuar la jihad" hasta el "final de la ocupación".

Por su parte, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, ha intentado mantener abierta las puertas a una reanudación de las conversaciones a condición de que los insurgentes afganos "cambien de actitud" y "confirmen los compromisos que han adoptado". El presidente estadounidense "no va a reducir la presión", ha advertido.

Ambas partes habían llegado a un "acuerdo de principio" que debía permitir la retirada de los 13.000 soldados estadounidenses aún desplegados en el país asiático, a cambio de garantías de que no se permitiría a ningún grupo terrorista internacional utilizar el país centroasiático como trampolín para atacar EEUU u otro país occidental.