Con una actitud desafiante y enojada, supuestamente asombrado por no haber sido ya nombrado ganador pese a que el recuento continúa y Joe Biden va ligeramente por delante, Donald Trump ha acusado este miércoles a los demócratas de "robar" las presidenciales. El mensaje ha sido etiquetado rápidamente por Twitter como engañoso, algo que ocurre con frecuencia con la cuenta del presidente norteamericano. Su contenido no supone ninguna novedad. El líder republicano lleva años sembrando dudas sobre los comicios.

En la campaña del 2012, el millonario neoyorquino aseguró que la elección de Barack Obama había sido una "impostura", recogiendo el rumor, sin ningún sustento fáctico, de que durante el escrutinio se suprimieron votos a favor de su rival, el republicano Mitt Romney, que logró el 47,2% de apoyos frente al 51,06% del demócrata. "Estas elecciones son una mascarada. No somos una democracia", escribió Trump en Twitter.

LOS MENSAJES CONTRA CLINTON

Cuatro años más tarde, ya como candidato republicano tras ganar las primarias del partido, el ahora presidente multiplicó las acusaciones sobre un posible fraude electoral. "Por supuesto que los fraudes electorales se producen antes del escrutinio y durante la jornada electoral", tuiteó Trump en octubre del 2016, después de que se conociera un vídeo del 2005 en el que se jactaba de "sobar" a las mujeres y "agarrarlas por el coño". Durante esos días, el republicano, quebrando por completo la tradición electoral norteamericana, se negó a reconocer el resultado si perdía. "Ya veremos", dijo.

Un mes después, en noviembre del 2016, afirmó que no solo había ganado las elecciones, sino también el llamado voto popular (es decir, el número total de sufragios), algo completamente falso: Hillary Clinton, su adversaria demócrata, logró un 48,18% de apoyos, frente al 46,09% de Trump. "He ganado, si restamos a las millones de personas que han votado ilegalmente", señaló, aludiendo a un presunto "fraude" en Virginia, New Hampshire y California.

La retórica de Trump durante esta campaña no ha sido distinta. Al contrario. Durante el verano, el republicano no ha parado de sembrar dudas sobre el proceso electoral, ante la importancia que en estos comicios ha tenido el voto por correo, debido a la pandemia del coronavirus. Este escrutinio, señaló, "será el más trucado de la historia de Estados Unidos". El millonario neoyorquino reclamó incluso el pasado 24 de septiembre que se anulara el voto por correo. "Desháganse de estas papeletas y todo será muy pacífico", advirtió. Y en una declaración similar a la de cuatro años atrás, pero mucho más peligrosa al estar él en el poder, no se comprometió a reconocer los resultados y propiciar una traspaso de poderes pacífico si no era el ganador.