La guerra entre Donald Trump y la parte del aparato del Partido Republicano que ha decidido abandonarle se recrudece. Este martes el candidato de la formación conservadora a la Casa Blanca ha usado Twitter para lanzar una diatriba contra los políticos que le han retirado su apoyo, una larga lista que creció exponencialmente desde que el viernes salió a la luz el escandaloso vídeo con sus alardes machistas y de agresión sexual. Y en esa riada de mensajes de 140 caracteres hay insultos, pero también algo más. Acusando a los republicanos de “deslealtad” y con críticas como que “no saben ganar” (acompañadas por un “¡yo les enseñaré!”), Trump está marcando distancias con el establishment y recordándole que, con sus bases de votantes, extremadamente fieles, puede poner en jaque a la formación.

“Es tan agradable que se me hayan quitado los grilletes y ahora pueda luchar por América de la forma en que quiero”, ha escrito Trump. Y con sus palabras está sugiriendo que el aparato republicano le estaba esclavizando, aunque desde que presentó su candidatura en junio del año pasado y especialmente desde que empezó a consolidarse como favorito en las primarias y luego tras garantizarse la nominación prácticamente siempre ha ido por libre respecto a la formación.

El objeto central de la última furia tuitera de Trump es Paul Ryan, el speaker de la Cámara de Representantes y el más poderoso republicano del país, segundo tras el vicepresidente en la línea de sucesión presidencial. Y es que Ryan, tras meses de una relación extremadamente compleja con Trump, el lunes anunció que dejaría de defenderle y de hacer campaña con él para centrarse ya no en intentar la presidencia (algo que efectivamente da por perdido con el empresario en las papeletas) sino en intentar mantener la mayoría en las dos cámaras, que ve peligrar precisamente por una candidatura presidencial tóxica. Aunque Ryan no ha llegado a retirar explicitamente su apoyo, Trump le ha llamado un líder “muy débil e inefectivo” y le ha acusado de “deslealtad”.

El magnate también ha apuntado directamente a John McCain, que aunque mantuvo su respaldo a un candidato que cuestionó que fuera héroe de guerra en Vietnam este fin de semana decidió retirar finalmente ese apoyo tras la crisis desatada por el vídeo. Trump ha llamado al senador “malhablado” y le acusa de haberle abandonado por “charla de vestuario”, la forma en que minimiza el contenido del vídeo (aunque ayer mismo el portavoz de la Casa Blanca recordó que hay amplio consenso en que está describiendo “agresión sexual”).