Cuando Donald Trump era solo candidato los cambios en su equipo de campaña fueron frecuentes. El anunciado el miércoles, cuando ya es presidente y está a menos de cuatro meses de la cita con la urnas en busca de la reelección, se siente diferente. El mandatario ha informado en Facebook (con Twitter sacudido por un hackeo) de que degrada a Brad Parscale, que dirigía la campaña desde febrero de 2018. Y aunque el movimiento se anticipaba hace semanas, especialmente tras el fiasco de asistencia de público al mitin de Tulsa (Oklahoma) con que se pretendía relanzar la campaña tras los confinamientos del coronavirus, apunta a los nervios del republicano ante unos comicios que los sondeos muestran cada vez más complicados para él. Los dos últimos nacionales de este miércoles dan a Joe Biden una ventaja de entre 11 y 15 puntos. El demócrata también aparece por delante en los estados bisagra e incluso en algunos feudos republicanos.

Las encuestas fueron ya en abril motivo de tensión de Trump con Parscale y entonces se publicaron informaciones de que llegó a gritarle y amenazarle con demandas cuando le presentó números poco halagüeños. Se escribió incluso que Trump solo se calmó cuando Parscale, cuyo alto salario también había molestado a Trump, puso sobre la mesa sondeos más optimistas.

Fue, no obstante, el descalabro de Tulsa, lo que llevó a Trump a la ira. Presumieron de que un millón de personas habían solicitado entradas para el mitin pero al final (y en parte por un trolleo organizado por tiktokers fans de K-pop) poco más de 6.000 personas según los cálculos de los bomberos locales acudieron al estadio BOK, donde eran visibles numerosos asientos vacíos. En el regreso a la Casa Blanca Trump mostró una imagen de derrota.

DE UN FAVORITO DE KUSHNER E IVANKA A UN VETERANO

Trump pone ahora al frente del equipo al veterano y exitoso operativo repubicano Bill Stepien, que hasta era el número dos de la campaña y que trabajó antes en otras de Rudy Giuliani, el fallecido senador John McCain y Chris Christie, a quien ayudó a llegar al gobierno de Nueva Jersey.

En una señal de las buenas relaciones de Parscale con otros miembros del clan Trump, no será despedido y quedará como asesor senior de estrategia digital y de datos, el terreno en el que entró a trabajar para Trump en 2016 con el respaldo de los hijos del presidente. Y desde la Casa Blanca Jared Kushner, el yerno y asesor del mandatario, hacía unas declaraciones a The New York Times minimizando el seísmico movimiento y aplaudiendo tanto a Stepien como al degradado Parscale. Fueron los héroes ignorados de la campaña de 2016 y han hecho un gran trabajo construyendo la infraestructura para la carrera de 2020. Juntos los dos aportan fortalezas únicas.

EL 'SPIN' Y LA REALIDAD

También Trump ha tratado de retratar los cambios y el nuevo organigrama bajo una luz optimista respecto a sus opciones de victoria. Esta vez debería ser más fácil, ha escrito en su mensaje de Facebook, antes de asegurar, sin datos, que los números en las encuestas están subiendo rápido a su favor y que la economía mejora.

Estados Unidos roza ya los 3.5 millones de contagios de coronavirus y ha superado las 137.000 muertes. Y aunque Trump en su mensaje ha prometido que pronto estarán en camino tratamientos terapéuticos y vacunas, su gestión de las crisis, sanitaria y económica, es ampliamente cuestionada.