Si la investigación del fiscal especial Robert Mueller para determinar si la campaña de Trump se coordinó con Rusia mientras el Kremlin interfería en las elecciones del 2016, causaba dolor de cabeza al presidente, este se enfrenta ahora a un cerco legal que también se estrecha por vías indirectas. El domingo The New York Times reveló que Michael Cohen, el hombre que fue durante más de una década abogado personal de Trump y de su organización , está siendo investigado por fraude fiscal y bancario. Se estudia también si Cohen, que ayudó a Trump a comprar con dinero el silencio de mujeres que aseguran que mantuvo con ellas relaciones sexuales fuera de su matrimonio, violó leyes con esos pagos, incluyendo de financiación de campañas. Y aunque el caso lo dirige la fiscalía de Manhattan, que trabaja con el FBI y con Hacienda, se originó en las pesquisas de Mueller y su futuro, que podría incluir la presentación de cargos este mismo mes, puede vincularse al de la investigación del fiscal especial del Rusiagate.

La fidelidad de Cohen se ha diluido desde el 9 de abril, cuando las autoridades hicieron redadas en su oficina y su casa. Desde entonces no solo ha hecho públicas grabaciones que hizo de conversaciones con Trump, sino que también ha dado pistas públicamente y ha dejado claro en privado que está dispuesto a declararse culpable y colaborar con las investigaciones que afectan al presidente a cambio de suavidad en su potencial condena.

Aunque con circunstancias diferentes la presión indirecta para Trump también llega desde el tribunal de Virginia donde un jurado lleva tres días ya deliberando sobre la inocencia o culpabilidad de Paul Manafort, que en 2016 fue durante cinco meses su jefe de campaña. El veterano operativo de Washington está siendo juzgado por crímenes financieros previos a su trabajo para la campaña, pero el caso también se originó en la investigación de Mueller. Es solo el primero de dos juicios que enfrenta. Y aunque si en este fuera declarado inocente la decisión daría alas a los argumentos de Trump, una condena podría darle incentivos para colaborar con el fiscal especial a cambio de clemencia.

Además, The New York Times reveló el sábado que el abogado de la Casa Blanca, Donald McGhan, mantuvo 30 horas de entrevistas con Mueller. Trump lo negó todo y recordó que McGhan tenía su permiso para colaborar con el fiscal especial, una estrategia que impulsaron abogados que ya no están en su equipo y con la que pretendían demostrar que el presidente es inocente y no tiene nada que ocultar, algo en Trump sigue insistiendo.