La gente del campamento La Esperanza se despertó muy temprano, con la intuición de que una noticia le daría nuevo sentido a la vigilia. Fue a las 8.02 de la mañana, hora local, cuando la perforadora T-130, el artefacto insignia del Plan B, llegó al taller subterráneo donde 32 mineros chilenos y uno boliviano escriben su hazaña desde hace 64 días. Ya hay una vía abierta para que los mineros de Copiapó sean finalmente rescatados y dejen atrás la larga pesadilla.

En la superficie, los familiares de los trabajadores atrapados y los responsables del equipo de rescate se fundieron en abrazos y besos, en medio de gritos de alegría y lágrima de emoción. "Por fin esta pesadilla está a punto de concluir", dijo Bélgica Ramírez, cuñada de Mario Gómez. "De acá no nos movemos", señaló María Segovia, hermana del Darío Segovia. "Estoy tan feliz. Voy a tener a mi hijo de vuelta", dijo emocionada Alicia Campos, madre del minero Daniel Herrera.

La sensación de que el gran momento del reencuentro está cada vez más cerca ya no tiene nada que ver con las ilusiones. La certeza había horadado la roca. Laurence Golborne, el ministro de Minería chileno, pedía calma a su alrededor. Temía que la emoción se llevara a alguien.

MUNDO A PARTE El campamento La Esperanza se ha convertido en un mundo a parte. Familiares, autoridades, periodistas, curiosos y hasta turistas tratan de acercarse a las puertas de la mina San José. Los primeros días del suceso eran solo 60 las raciones de comida que se repartían. Ahora son casi 500. Pero a medida que se acerca el día del rescate el número de personas crece. Se cree que unos 2000 familiares se reunirán en el campamento en las próximas horas.

Andrés Sougaret, jefe del equipo de rescate no dejó de advertir la paradoja. "Los mineros están abajo más tranquilos que nosotros. Todavía falta mucho por hacer". La pregunta que circulaba ayer tenía que ver con los tubos de acero que deben revestir el orificio de casi 70 centímetros por el que circulará la cápsula que traerá de vuelta a los 33.

Lo que hay que decidir es si el refuerzo será parcial o total. Hay opiniones divididas. Con 43 años de experiencia en minas, Miguel Fortt, uno de los responsables del rescate, dijo tener la convicción de que se revestirán los primeros 100 metros.

MILES DE AÑOS Uno de los motivos de mayor importancia para reforzar el conducto es que "hay una erosión de miles de años que han afectado los primeros 80 ó 100 metros del yacimiento". Una vez que se resuelva el enigma, se pondrá fecha al Día D. Puede ser tanto el martes como una semana más tarde.

Lo que ya se sabe es que los mineros atrapados deberán de ampliar la boca del conducto con dinamita, lo que ha sembrado cierta inquietud en los familiares, a quienes se les dio la garantía de que no existiría ningún riesgo. Cinco de los 33 son especialistas en el manejo de material explosivo. Cuando tenga lugar la detonación, de unos 20 cartuchos, el grupo deberá refugiarse a una distancia de unos 400 metros.