"El Estado es el asesino y pagará por ello" fue el eslogan más coreado por las 10.000 personas que se congregaron en Estambul para exigir justicia en el primer aniversario del homicidio del periodista turco de etnia armenia Hrant Dink. En el lugar donde fue asesinado, el exterior de las oficinas del semanario turco-armenio Agos , los gritos de rabia de los manifestantes se mezclaron con la emoción que arrancó el discurso de la viuda, Rakel Dink.

"Estamos sobre la acera en la que intentaron borrar su sangre con agua y jabón. ¿Pero se puede limpiar de esa manera?", se preguntó la viuda con voz temblorosa. "Nos han hecho hermanarnos con el dolor. Por desgracia, hoy la convivencia necesita valor. Pero, en realidad, para vivir hace falta coraje, para la esperanza hace falta coraje, para la justicia hace falta coraje", dijo.

Los asistentes llevaban pancartas negras en las que se leía: "Por Hrant, por la justicia". Y es que, a pesar de que el proceso judicial sigue en marcha con una veintena de imputados, entre ellos el autor confeso de los disparos, Ogun Samast, los turcos exigen una investigación más a fondo que lleve al banquillo a los responsables del crimen.

DOS MESES Los abogados de la acusación piden la imputación del personal de la policía y la gendarmería que estaban al tanto de las actividades del grupo ultra que planeó con meses de antelación el asesinato, así como de los responsables políticos que no atendieron a las llamadas de protección del antiguo director de Agos . "¿Por qué el juez no ha solicitado que se investiguen las grabaciones de los interrogatorios? En este juicio hay situaciones estúpidas", se quejó Aris Nalci, editor de Agos , en declaraciones a este diario. "No pedimos venganza. Hemos perdido a alguien y el juicio no nos lo va a devolver. Si hay que solucionar el asesinato de Hrant es por el bien de Turquía, no por el de la familia Dink", añadió.

"Todos somos Hrant. Todos somos armenios", se ha convertido en un lema contra el nacionalismo que ha vuelto a resurgir con fuerza en los últimos meses. Pero aunque exista cierto miedo en la comunidad armenia por los ataques nacionalistas, Nalci asegura que Turquía es su casa: "Los armenios queremos quedarnos y que nuestros hijos crezcan aquí. Ahora la comunidad armenia actúa más que hace unos años y los jóvenes armenios han comenzado a pensar que deben actuar y hacerse más visibles".