Los 632 activistas detenidos en Israel después de que sus barcos fueran asaltados el lunes en alta mar por la Armada israelí cuando se dirigían a Gaza fueron abandonando ayer el Estado judío después de que el Gobierno de Tel-Aviv decidiera la víspera expulsarlos a todos sin excepción. Los árabes fueron los primeros en salir por la frontera jordana. El resto, principalmente turcos y europeos, fueron trasladados en autobuses al aeropuerto Ben Gurion de Tel-Aviv, donde pasaron largas horas mientras esperaban el despegue de los seis aviones fletados por el Gobierno de Ankara. Miles de turcos brindaron una acogida multitudinaria a los heridos, los primeros repatriados en llegar.

Israel, al final, renunció a su deseo de procesar a aquellos que opusieron resistencia al abordaje. Han podido más la presión internacional y el revuelo interno creado tras el aluvión de críticas por el fiasco de la operación militar. Ninguno de los activistas que permanecían en prisión ha tenido que firmar documento alguno para su repatriación. No en vano habían sido detenidos en aguas internacionales y traslados a la fuerza a Israel, un escenario muy distinto a esa entrada ilegal en el país con la que se barajó acusarles en principio.

SIN AVISAR Los primeros activistas en llegar a Jordania, un grupo de 124 personas de países musulmanes sin relaciones diplomáticas con Israel, dijeron ayer que la Armada israelí les atacó sin avisarles, coincidiendo con el primer rezo del día y cuando estaban a 68 millas náuticas de Gaza. "Nuestro plan original era detenernos allí, pedir permiso a Israel para avanzar hasta Gaza y, si lo denegaban, quedarnos en ese punto como protesta", dijo Norazma Abdulá a la agencia Reuters. "Pero nos atacaron antes de que tuviéramos oportunidad de hacerlo".

Su versión contrasta con la de las autoridades israelís. "No sabía que hubiera tantos insultos en lenguas extranjeras", dijo el viceministro de Defensa, Matan Vilnai, refiriéndose a la respuesta que obtuvieron tras avisar a la flotilla de que entraban en un área bajo bloqueo naval.

Israel dijo ayer que pretendía que todos los activistas de la expedición salieran ayer del país. Un grupo de 200 activistas, incluidos los tres españoles Laura Arau, Manuel Tapial y David Segarra lo iba a hacer anoche desde el aeropuerto de Ben Gurion. También se esperaba que fueran repatriados los nueve cadáveres de los muertos del asalto. Se desconocen todavía sus nombres.

Israel tiene a la vista otra patata caliente, el carguero Rachel Corrie , que viaja desde las costas libias también con la intención de llevar ayuda humanitaria a Gaza. A bordo viajan 15 activistas, incluida la premio Nobel de la Paz Miread Maguire.

Otra organización propalestina con sede en Europa anunció ayer que ya ha recaudado los fondos necesarios para fletar en las próximas semanas una nueva flotilla humanitaria.

La llegada a Turquía de los miembros de la Flota de la Libertad --entre ellos los tres españoles retenidos por Israel-- se retrasó ayer debido a la tardanza de las autoridades de Tel-Aviv en formalizar los trámites de liberación y a la exigencia del Ejecutivo turco de que todas las personas detenidas partiesen al mismo tiempo. Según explicaron fuentes consulares a estos periodistas, la llegada de los activistas estaba prevista la pasada madrugada a Estambul en tres aviones fletados por Turquía.

AVIONES MEDICALIZADOS Sí que consiguieron regresar a casa los heridos, que llegaron a Ankara a bordo de los aviones medicalizados del Ejército turco. Otros dos heridos de gravedad, ambos turcos, permanecieron en Israel aunque bajo supervisión de doctores enviados por Turquía.

En el aeropuerto turco, la espera fue tensándose. Un niño y una niña de nueve años daban vueltas entre los centenares de personas que aguardaban el regreso de los ya considerados héroes del Mármara Azul . El llevaba una enseña de Palestina pintada en la frente, ella una kufiya al cuello. Ambos enarbolaban banderas de los territorios ocupados. "Estamos esperando a mi tío", explicó Samet. "Si Dios quiere, volverá hoy".

El Gobierno turco se reunió con la plana mayor del Ejército y los servicios secretos para elaborar una respuesta al ataque israelí, que en Turquía se considera contra los intereses nacionales, al haberse abordado un barco de bandera turca en aguas internacionales.

El Parlamento turco emitió ayer una moción de condena a Israel e instó al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan a "reconsiderar" sus relaciones con el Estado hebreo.