"Los mártires en referencia a los soldados muertos no mueren, la patria no se divide", fue el grito más escuchado en los numerosos actos organizados ayer con motivo del Día de la República. Cientos de miles de personas participaron en las manifestaciones del día nacional turco más concurrido de los últimos años, en medio de un auge nacionalista sin parangón.

Resulta imposible encontrar una sola calle en Estambul y en otras grandes ciudades del país que no luzca decenas de banderas turcas. Los fabricantes aseguran que en las últimas semanas han vendido más de 15 millones de banderas, un negocio redondo, pero también el síntoma de que gran parte de los ciudadanos de Turquía apoyan la intervención turca en Irak para acabar con las actividades armadas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

"No hay duda de que el Estado turco está amenazado por enemigos internos y externos", se leía ayer en el editorial del diario kemalista (republicano y laico) Cumhuriyet . Este temor, patrocinado por la oposición y los militares, se ha instalado en la sociedad y no es de extrañar que los turcos se aferren al nacionalismo. Y los medios de comunicación tienen buena culpa. El defensor del lector del diario Sabah , Yavuz Baydar, así lo aseguró, criticando que los periodistas "se han convertido en políticos y han dejado de informar".

DOS SOLDADOS MUERTOS Mientras, los combates esporádicos entre el Ejército y el PKK continuaron. Los 150.000 soldados turcos se concentran en su mayoría en las dos provincias del extremo suroriental del país, Sirnak y Hakkari. En Sirnak se reanudaron los enfrentamientos. Al final del día se informó de la muerte de dos soldados turcos.

En Berlín, la policía detuvo el domingo a 15 personas tras los graves enfrentamientos entre miembros de las comunidades turca y kurda que acabaron con 18 agentes heridos.