La cuenta atrás para la decapitación de tres ciudadanos turcos en Irak, en manos del grupo de Al Qaeda, dirigido por Abú Musab al Zarqaui, empezó a correr con pocas esperanzas para los rehenes. El ministro de Defensa turco, Vecdi Gonul, aseguró que su Gobierno no cederá a las demandas de los captores, que exigieron la salida de Irak de empresas y trabajadores turcos en 72 horas.

El ultimátum dado por Zarqaui vence el martes por la tarde, sólo unas horas antes del previsto traspaso de poderes al Gobierno interino iraquí y coincidiendo con la celebración, en Estambul, de la cumbre de la OTAN. De consumarse, la decapitación ensombrecerá aún más una fecha que habrá estado precedida por un sinfín de episodios de violencia.

CINCO MUERTOS POR UN OBUS Ayer tarde, la explosión de un obús en el centro de Bagdad causó al menos cinco muertos. También un avión militar estadounidense fue alcanzado por disparos mientras despegaba del aeropuerto de la capital. Hubo al menos un fallecido.

Amenazado de muerte personalmente por Zarqaui, el primer ministro iraquí, Iyad Alaui, tendrá protección del Ejército estadounidense a partir del miércoles. "La prioridad número uno es la supervivencia del Gobierno ... y vamos a asegurar la protección del nuevo Gobierno", subrayó el general estadounidense Thomas Metz.

También tendrá protección estadounidense "limitada" el expresidente iraquí Sadam Husein, quien a principios de julio será transferido a una cárcel iraquí. "Pediremos a la fuerza multinacional que se implique en su protección en el exterior de la cárcel", dijo el dirigente.

Sobre la presencia militar en Irak, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, afirmó que no se prevé el envío de más fuerzas, pero que hay hechos planes de contingencia por si ello fuera necesario.