Tras años de actuación ambigua y cuestionable con respecto a Siria, Ankara parece haberse puesto algo más seria a la hora de atajar los problemas derivados de la guerra en su frontera sur. Este martes por la mañana, artillería turca desplegada en la provincia sureña de Gaziantep, fronteriza con Siria, disparó hasta 40 proyectiles en dirección al país árabe, a territorio controlado por el grupo terrorista Estado Islámico (EI). El fuego, no obstante, no fue unidireccional, ya que los disparos turcos fueron una respuesta a dos proyectiles de mortero de EI que habían caído poco antes en el jardín de un alojamiento perteneciente a una mezquita en la localidad turca de Karkamis. No se trató en ningún caso de una venganza por el atentado que el pasado sábado se cobró al menos 54 vidas en una boda kurda en la cercana ciudad turca de Gaziantep y cuya autoría Ankara atribuye a los fundamentalistas del EI.

En esta ocasión no se han registrado ni heridos ni muertos por fuego yihadista, pero las fuerzas de seguridad turcas cercaron el área como medida preventiva y pidieron a los vecinos que no salieran de sus casas.

El diario pro-gubernamental Sabah cita a una fuente oficial que aseguró que la artillería no solo había azotado las posiciones del EI en la localidad septentrional siria de Jarabulus, sino también territorio controlado por las milicias del kurdo-sirio Partido de Unidad Democrática (PYD, y que el Gobierno turco sostiene que coopera con el grupo armado del Partido de los Trabajadores del Kurdistán). Para la fuente, la presencia de estos grupos al sur de la frontera turca es “inaceptable”, pero precisó que el objetivo principal eran los fundamentalistas islámicos.

No es la primera vez que Turquía responde a fuego fundamentalista: el pasado mes de abril, la región fronteriza de Kilis recibió varios proyectiles que causaron decenas de heridos. Pero esta vez coincide con afirmaciones del ministro turco de Asuntos Exteriores en las que pone de manifiesto su deseo de que la frontera de Siria con el país eurasiático esté “limpia” de presencia del EI. Y ha ido más allá: “Daremos apoyo de todo tipo a la operación de Jarabulus”, indicó Çavusoglu a preguntas de un reportero sobre la ofensiva sobre la mecionada localidad siria que varios grupos rebeldes sirios (algunos, extremistas islámicos) bajo el paraguas del Ejército Libre Sirioultiman precisamente en Karkamis.

ÚLTIMA LOCALIDAD IMPORTANTE EN MANOS DE EI

Esta ofensiva serviría tanto para arrebatar la última localidad importante controlada por el EI en la frontera siria con Turquía como para frustrar las aspiraciones de las fuerzas kurdo-sirias de hacerse con el control de ese enclave. Ambas, opciones que agradan a Ankara. Una fuente de Presidencia consultada declinó realizar comentarios al respecto.

“Las facciones se están reuniendo cerca de la frontera (de Siria, pero en el interior de Turquía)”, detalló una fuente rebelde siria citada de forma anónima por la agencia de noticias Reuters. “Cada día entran grupos de combatientes desde Siria a través de un paso secreto a una base turca, donde se están juntando para el asalto a Jarabulus”, agregó otra fuente del mismo bando.

Los equilibrios siguen siendo muy débiles en la región y, mientras, las bombas se siguen cebando con la población civil en el país árabe, la mayoría cortesía del presidente sirio, Bashar Al Asad, y sus aliados rusos. Aunque Asad es archienemigo de Ankara, el Ejecutivo turco ha sugerido por vez primera que Asad podría jugar un papel en un Gobierno de transición.

ALTO EL FUEGO ENTRE EL RÉGIMEN Y LOS CURDOS EN HASAKA

Las fuerzas kurdas y el régimen sirio han llegado este martes a un acuerdo de alto el fuego en la ciudad de Al Hasaka (noreste) tras cinco días de combates, los primeros de esta magnitud registrados entre ambos bandos desde el comienzo de la guerra civil Siria en 2011.

Las Unidades de Protección del Pueblo (YPG, de sus siglas en kurdo) y la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos publicaron el acuerdo de cese de hostilidades, que estipula la retirada de las fuerzas gubernamentales de Al Hasaka.

Los barrios que conquistaron en los últimos días los kurdos, que controlan el 90% de la urbe, quedarán bajo la protección de las fuerzas de seguridad kurdas Asayish, según el texto.

Sin embargo, la Policía siria continuará presente en la ciudad y se hará cargo de la protección de un complejo de seguridad en el que permanecerán representantes de departamentos gubernamentales, pero en el que no se permitirá la presencia de soldados del régimen o de la milicia progubernamental Defensa Civil.

El pacto, alcanzado gracias a la mediación de notables locales, busca poner fin a varios días de violencia entre las dos partes, que estalló el pasado jueves después de que el ejército sirio bombardeara por primera vez posiciones kurdas en Al Hasaka.