Si Reino Unido quiere cambiar de opinión y seguir en la Unión Europea las puertas del club siguen abiertas. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, lo dijo ayer ante el plenario de Estrasburgo con intención de que se escuche alto y claro en Londres. «En el continente no hemos cambiado de opinión. Seguimos teniendo los brazos abiertos», transmitió durante un debate dedicado a evaluar los resultados de la última cumbre europea de diciembre en la que los 27 aprobaron el inicio de la segunda fase de negociaciones del brexit.

Pero el portavoz de la primera ministra británica no tardó en salir al paso al asegurar que Reino Unido saldrá de la familia europea. «Pienso que está absolutamente claro que el público británico votó para dejar la Unión Europea y es lo que estamos haciendo», puntualizó.

Las voces sobre un posible segundo referéndum sobre el brexit no son nuevas pero se han multiplicado en los últimos días. Fue el euroescéptico británico que más ha luchado por sacar a Reino Unido de la UE, Nigel Farage, quien evocó la posibilidad tras reunirse la semana pasada con el negociador de la UE, Michel Barnier. Aunque tanto el Gobierno de Theresa May como el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, lo han descartado, la posibilidad no ha desaparecido del horizonte político de las islas, ni desaparecerá seguramente, si el Parlamento de Westminster llega a rechazar el pacto de divorcio al que lleguen Londres y Bruselas para poner fin a su relación.

«Si Reino Unido se mantiene en su determinación de salir de la UE, el brexit será una realidad, con todas sus consecuencias negativas en marzo del año que viene, a menos que haya un cambio en la opinión de los ciudadanos británicos», recordó Tusk con toda su intención alimentando la mucha confusión que sigue existiendo al otro lado del Canal de la Mancha. «¿No fue el mismo David Davis quien dijo que si una democracia no tiene la capacidad de cambiar de opinión, deja de ser una democracia?», añadió el polaco con ironía.