El 14 de agosto del 2008, Estados Unidos y Polonia firmaron un acuerdo destinado a desplegar un escudo antimisiles estadounidense en territorio polaco. El proyecto establecía de cara al 2012 la instalación de un total de 10 interceptores capaces de destruir misiles balísticos en pleno vuelo. El sistema de protección se complementaba con la colocación de un potente radar en la República Checa. Rusia siempre ha sostenido que el escudo supone una amenaza para su seguridad nacional.