Con sendas vigilias celebradas en Slavutish, población a 50 kilómetros de la central de Chernobil, y Kiev, la capital ucraniana, han dado comienzo este martes los actos de conmemoración del 30º aniversario del peor accidente nuclear que ha afrontado la Humanidad. A la 01.23 horas de hace tres décadas, un incremento en la potencia del reactor número 4 de la instalación atómica durante unas pruebas provocó sendas explosiones que liberaron a la atmósfera grandes cantidades de material radioactivo.

El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, ha participado en una ceremonia en la zona de exclusión en torno a la central, en donde ha admitido que las consecuencias del desastre están "lejos de ser resueltas". "Han sido un fardo pesado sobre los hombros del pueblo ucraniano", ha asegurado.

En el escenario de la tragedia se está ultimando la construcción de un Nuevo Sarcófago Seguro (NSS) que cubrirá el ataúd levantado a toda prisa en los meses posteriores al accidente y que durante los próximos 100 años debe servir de parapeto a la radiación procedente del núcleo del reactor número 4. Asimismo, el jefe del Estado ucraniano ha asistido a la firma de un acuerdo con el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) por valor de 40 millones de euros para construir un almacén de combustible nuclear usado en el lugar.

CEREMONIA POR SEPARADO

Bielorrusia y Rusia, dos países en los que la tragedia impactó de lleno, también celebraron el aniversario del accidente, aunque por su cuenta. Las relaciones entre Moscú y Kiev atraviesan su peor momento desde la desintegración de la URSS, mientras que en Minsk, el Gobierno de Aleksándr Lukashenko hace equilibrios entre la UE y el Kremlin. El descontento de los denominados 'liquidadores',los centenares de miles de personas que participaron en las tareas de extinción del incendio, retirada de residuos y construcción del sarcófago, que exigen la restitución de sus benefcios sociales de antaño, ha marcado la efemérides.