El Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE) ha respaldado este lunes la puesta en marcha de un sistema de patentes unificado pese a la oposición de España e Italia. Los Ventisiete han aprobado por mayoría cualificada la creación de este sistema común de patentes, a través de un procedimiento que permite dejar fuera a aquellos países que rechazan la iniciativa. España e Italia rechazan el mecanismo común por considerar que discrimina a sus idiomas, ya que el nuevo sistema únicamente prevé tramitar patentes en inglés, francés y alemán, El Parlamento Europeo dará su visto bueno al proyecto en el pleno de este martes. El siguiente paso será aprobar su contenido en la reunión de ministros de Industria prevista para marzo. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ya ha anunciado que recurrirá ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo (TUE) la aprobación del proyecto. Aparte de la negativa de España e Italia, se han abstenido Portugal, Irlanda y Holanda, mientras que el resto de estados miembros ha respaldado la aplicación de la "cooperación reforzada", una vía legal que permite que un grupo de países avance en un ámbito determinado cuando se constata la imposibilidad de alcanzar un acuerdo en un plazo razonable. Italia ha criticado con dureza la puesta en marcha de este procedimiento, argumentando que el nuevo sistema "genera distorsión en el mercado único" y ha sido aprobado "de forma inquietante y sorprendente", según el representante italiano en la reunión, Vincenzo Grassi, embajador adjunto de su país ante la UE. Discreminaciones entre socios "No se trata solo de patentes, sino de crear discriminaciones contra los estados miembros, su cultura, su identidad, su lengua y sus ciudadanos", ha añadido Grassi, cuyas palabras han sido respaldadas por el secretario de Estado español de Educación, Mario Bedera. Además, Italia ha denunciado que la decisión constituye "una falta de respeto entre instituciones" ya que ha sido tomada sin esperar a que el Tribunal de Justicia de la UE se pronuncie acerca de una consulta sobre el uso de lenguas en la patente. Badera ha subrayado que el acuerdo es discriminatorio y va contra el mercado único. "Si hubiera una cooperación reforzada sobre una patente europea que discriminase al idioma español y que lo pusiese en situación subordinada a otras lenguas, iríamos al Tribunal de Luxemburgo para recurrir esa cooperación", advirtió recientemente el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido. El modelo actual La patente europea se encuentra bloqueada desde hace 10 años porque su aprobación requiere unanimidad y Madrid y Roma la vetan por considerar que discrimina al español y al italiano, ya que su régimen lingüístico solo incluye al inglés, francés y alemán. Para sortear este veto, un total de 12 países (Alemania, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Lituania, Luxemburgo, los Países Bajos, Polonia, Suecia y el Reino Unido) solicitaron esta cooperación reforzada. El resto de países también están a favor. En la actualidad, la Oficina Europea de Patentes (OEP), un organismo de la intergubernamental Organización Europea de Patentes, formada por 37 países, examina las solicitudes de patentes y se encarga de conceder una patente europea si se cumplen las condiciones pertinentes. No obstante, para que la patente concedida surta efecto en un estado miembro, el inventor debe solicitar su validación nacional en cada país donde desee que su patente quede protegida. Este procedimiento entraña costes administrativos y de traducción añadidos considerables. Una patente europea validada, por ejemplo, en trece países cuesta hasta 18.000 euros, de los que 10.000 corresponden únicamente a los gastos de traducción, de manera que una patente europea es diez veces más cara que una estadounidense, que cuesta unos 1.850 euros. Debido a los costes que esto supone, la mayoría de los inventores solo patentan su invento en un número muy limitado de estados miembros de la UE.