Los líderes de la Unión Europea (UE) cedieron ayer ante Dublín para salvar el Tratado de Lisboa y aceptaron que las garantías ofrecidas a Irlanda tengan el rango de protocolo de tratado. Después de dos días de intensas negociaciones en la cumbre, los Veintisiete pactaron una fórmula que da satisfacción a las demandas del Gobierno irlandés pero que evita el riesgo de que se reabra el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa en los demás países.

El primer ministro irlandés, Brian Cowen, anunció al concluir la cumbre que convocará el segundo referendo "a principios de octubre". Esto permitiría la entrada en vigor en otoño del tratado y de la reforma institucional de la UE.

CONCESIONES Los líderes de la UE establecieron con "carácter jurídicamente vinculante" que el nuevo tratado no afectará la neutralidad militar, la fiscalidad, ni la legislación antiaborto de Irlanda. La UE también se comprometió a que la Comisión Europea siga teniendo un representante por país y aplazar sine die la reducción del Ejecutivo comunitario a partir del 2019 prevista en el Tratado de Lisboa.

La cumbre aceptó que esas garantías se incorporen como protocolo al Tratado de la UE coincidiendo con la primera adhesión de un nuevo estado miembro, como reclamó Cowen. Pero los líderes hicieron constar que esas garantías "son totalmente compatibles con el Tratado de Lisboa y no es necesaria una doble ratificación del tratado".

MAYOR CONTROL La cumbre alcanzó también un compromiso para crear un sistema europeo de supervisión financiera para evitar que puedan repetirse en el futuro crisis bancarias como la actual, aunque ese sistema de supervisión tendrá menos poderes de lo previsto por exigencia de Gran Bretaña.

El nuevo sistema europeo de supervisión financiera, que deberá estar en funcionamiento en el 2010, no podrá exigir la intervención pública de entidades en crisis. Esta decisión seguirá siendo exclusivamente nacional, como reclamó el primer ministro británico, Gordon Brown.

La cumbre encargó también un reforzamiento de la regulación de los mercados financieros, en especial sobre los fondos especulativos, e instó a los gobiernos nacionales a controlar los salarios y remuneraciones de los ejecutivos financieros.

A pesar de calificar la lucha contra el paro de prioritaria, la cumbre no adoptó ninguna medida concreta y se limitó a reiterar las habituales recomendaciones de invertir en formación.