El aislamiento de Rusia se consolida. El reconocimiento por Moscú de las repúblicas separatistas de Georgia, Osetia del Sur y Abjasia, incluso ha desplazado a segundo término el malestar internacional generado por la ocupación de territorio netamente georgiano, después de que los tanques del Kremlin expulsaran a las tropas de Tiflis de Tsjinvali, capital surosetia. Francia, presidenta semestral de la Unión Europea, no descarta que la cumbre extraordinaria de la UE que se celebrará el lunes en Bruselas decida "aplicar sanciones y otras medidas" de castigo a Moscú, afirmó ayer el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner evocando por primera vez esta posibilidad. Tampoco EEUU lo descarta, aunque ayer lo considerara aún prematuro.

Sin aparente temor a las represalias, Rusia acrecentó ayer su desafío con el lanzamiento de un misil balístico intercontinental en la península de Kamchatka, en el extremo oriental del país, del tipo Topol RS-12M. El artefacto fue lanzado desde la base espacial de Plesetsk, en la provincia de Arjanguelsk (norte), e "impactó con precisión en el blanco", tras cubrir una distancia de unos 6.000 kilómetros.

INVECTIVAS DE PUTIN Por su parte, el primer ministro Vladimir Putin, verdadero inspirador de la política rusa, en declaraciones a la CNN culpó a "alguien" en EEUU de provocar el conflicto en Georgia con el objetivo de ayudar al candidato republicano, McCain, a ganar las elecciones estadounidenses. La Casa Blanca calificó de "irracional" semejantes acusaciones, según afirmó la portavoz Dana Perino.

Volviendo al tema de las sanciones, Kouchner aportó algunas aclaraciones. "Francia no propondrá las sanciones, pero ciertos países europeos ya han pedido que se apliquen", dijo. "Intentamos elaborar un texto que deje clara nuestra voluntad de no aceptar la actitud de Rusia en Georgia", añadió. Por su parte, el ministro británico de Exteriores David Miliband, negó que exista un "complot" orquestado por la comunidad internacional para "lanzar una guerra declarada" contra Rusia".

No obstante, el ministro británico reconoció que el Kremlin deberá tener en cuenta el "aislamiento, la pérdida de respeto y la falta de confianza" a los que le ha llevado su actuación en el Cáucaso. En una entrevista concedida a la BBC al día siguiente de su visita a Ucrania, Miliband consideró que la actual situación en el Cáucaso representa un "claro fin a la relativa calma" que reinaba en Europa desde la desintegración de la Unión Soviética. Sin embargo, subrayó que "no hay lugar para lanzar una guerra declarada" contra Rusia.

A la pregunta de si la OTAN estaría dispuesta a emprender una respuesta armada contra Moscú, el ministro británico optó por subrayar el carácter puramente "defensivo" de la Alianza. Con todo, admitió que "es correcto hablar de la existencia de una crisis internacional".

El ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov, respondió a los comentarios de Kouchner del miércoles sobre los presuntos objetivos de Moscú en Crimea, Ucrania y Moldavia con una frase lapidaria: "Tiene una imaginación enferma" dijo, antes de ironizar sobre la situación. "La UE está simplemente irritada".

El conflicto en Georgia y el papel de Rusia acaparó la atención de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS, integrada por Rusia, China, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán) celebrada ayer en Dusambé, capital de Tayikistán.