Los europeos han perdido la paciencia. Han interpretado el discurso que pronunció ante la Asamblea General de la ONU el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, como el signo definitivo de que Teherán no tiene la intención de reevaluar su programa nuclear, y consideran que es hora de que intervenga el Consejo de Seguridad. La troika europea que desde hace dos años negocia con los iranís --Alemania, Francia y el Reino Unido-- dijo ayer que presentará una resolución ante el consejo ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).

SIN SANCIONES Fuentes diplomáticas europeas informaron de que el borrador --que desde ayer tienen en sus manos los delegados de los 35 países del consejo-- no reclama sanciones de la ONU contra Teherán. Pero pide que el Consejo de Seguridad haga valer su poder disuasorio para convencer a Irán de cooperar.

La troika ha incluido en el borrador la posibilidad de reanudar las negociaciones si los iranís renuncian a la conversión de uranio en la planta de Isfahan. Los europeos esperan que haya consenso pero, en caso contrario, propondrán una votación en el consejo de la AIEA, reunido desde ayer en Viena.

La UE cuenta con el apoyo de EEUU, primer país que propuso denunciar a Irán ante el Consejo de Seguridad tras la reanudación de la actividad en Isfahan. Pero países influyentes como Rusia, India y China ya han manifestado su oposición. La troika confía en poner de su lado a Moscú, aunque el fin de semana el presidente ruso, Vladimir Putin, consideró que Teherán coopera "suficientemente" con los organismos internacionales y que cualquier sanción de la ONU conllevaría "más problemas".

En Viena, el embajador iraní ante la AIEA, Mohamed Akhondzadeh, aseguró que Teherán "no busca la confrontación" y que "sus fines son exclusivamente pacíficos", y recordó la propuesta de Ahmadineyad de incorporar a empresas privadas extranjeras a estas actividades. El director de la AIEA, Mohamed el Baradei, lamentó la "confrontación" en torno al tema y pidió al régimen iraní más transparencia.