Pese al rechazo expresado por franceses y holandeses a la Constitución europea, que reflejó en buena medida el temor de los ciudadanos a la ampliación de la Unión Europea (UE), los líderes de los Veinticinco reafirmaron ayer en Bruselas su compromiso de seguir adelante con el proceso de incorporación de Rumanía, Bulgaria, Turquía, Croacia y los Balcanes occidentales.

Los jefes de Estado o de Gobierno de la Unión acordaron llevar "plenamente a la práctica" las conclusiones del Consejo Europeo de diciembre del 2004, en el que se fijó el 1 de enero del 2007 como fecha de entrada de Rumanía y Bulgaria. También se estableció que las negociaciones de adhesión con el Gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan comiencen en octubre del 2005.

Respecto a los Balcanes occidentales, los mandatarios europeos mantienen vigente la agenda de Salónica , del 2003, en la que se proclamó que el "futuro" de esa región "está en la UE". Los países implicados son Macedonia, Bosnia-Herzegovina, Albania, y Serbia-Montenegro.

GRAN SIMBOLISMO La renovación del compromiso con la ampliación tiene un alto contenido simbólico en un momento en el que la UE atraviesa una de sus mayores crisis, producto de las tensiones que ha originado la última ampliación, y la incertidumbre que genera la perspectiva de una sexta extensión.

El mayor foco de prevención está en Turquía, por ser un país con 72 millones de habitantes, con la doble característica de ser pobre (lo que crearía mayores tensiones financieras en la UE) y musulmán.