La Unión Europea (UE) salió ayer de más de dos años de parálisis política con la aprobación del texto del nuevo tratado de reforma institucional, que sustituirá al rechazado proyecto de Constitución europea. Los líderes de los Veintisiete destacaron al concluir la cumbre de Lisboa que el "histórico acuerdo" permite reorientar la UE hacia los retos del futuro y "pasar página" a años de negociaciones para reformar las instituciones y corregir defectos del Tratado de Niza.

"Europa es ahora más fuerte, tiene más confianza en sí misma y está preparada para afrontar los desafíos del futuro", dijo el primer ministro portugués y presidente semestral de la UE, José Sócrates. El Tratado de Lisboa, que entrará en vigor el 1 de enero del 2009, será rubricado por los líderes europeos el 13 de diciembre en Lisboa. La Carta de Derechos Fundamentales será proclamada la víspera en el Parlamento Europeo.

ESENCIA DE LA CONSTITUCION El texto del tratado incorpora la sustancia del proyecto de Constitución europea, que naufragó en el 2005 con el triunfo del no en los referendos francés y holandés. El nuevo tratado dará a la UE mayor capacidad de actuación, reforzará su papel internacional, ampliará los derechos de los ciudadanos y otorgará nuevos poderes a la Eurocámara.

Para evitar otro revés, el nuevo tratado se limita a reformar los tratados existentes, sin aspirar a sustituirlos como hacía la malograda Constitución, pero al precio de ser de muy compleja lectura para el ciudadano. Para facilitar su aprobación por vía parlamentaria y evitar nuevos referendos, el tratado ha eliminado la referencia a los símbolos de la UE, como el himno y la bandera (que en realidad se adoptaron en 1980 y seguirán en vigor) y cualquier término que pueda asimilarse a la construcción de un superestado federal europeo. Asimismo, el contenido detallado de la Carta de Derechos Fundamentales tampoco se incorpora al texto del tratado, aunque un artículo fija su carácter jurídicamente vinculante.

Las negociaciones durante la noche del jueves vencieron las últimas reservas de Italia y Polonia, lo que permitió alcanzar en la madrugada de ayer el acuerdo definitivo. Italia obtuvo un eurodiputado adicional para recuperar su tradicional paridad con Gran Bretaña. La fórmula de fijar el número de diputados en 750 más el presidente (751) evitó que otros países pudieran reabrir la discusión sobre el reparto de escaños con otras demandas.

Polonia logró garantías de que solo se modificará por consenso la concesión política de que pueda paralizar "durante un tiempo razonable" las decisiones del Consejo de Ministros cuando no tenga el número de votos mínimo requerido para ello.

LA PRIORIDAD Los líderes se fijaron ahora como prioridad lograr un rápida ratificación del nuevo tratado por los 27 estados por vía parlamentaria, salvo Irlanda que está obligada por ley a convocar un referendo. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunció que Francia --responsable del fracaso de la Constitución europea-- quiere ahora dar ejemplo y que intentará ser el primero en ratificar el tratado antes de que acabe diciembre.

Los Veintisiete negociarán a finales del 2008 el nombramiento del presidente estable de la UE. Sarkozy pareció expresar su predilección por el luxemburgués Jean-Claude Juncker. El exprimer ministro británico Tony Blair también aspira al cargo.