Calma después de la tormenta. Tras una semana marcada por fuertes presiones internas que amenazaban con romper el Gobierno alemán, los conservadores sellaron ayer una tregua para evitar que la sangre llegue al río. Reunido en Múnich con la junta directiva de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), el ministro del Interior, Horst Seehofer, dio tiempo a la cancillera alemana Angela Merkel para que negocie un acuerdo europeo antes de aplicar el cierre de fronteras que proponía en su «plan maestro».

En un claro gesto de distensión, el líder bávaro aseguró que, de forma gradual, Alemania empezará a expulsar en la frontera a pequeñas cantidades de aquellos inmigrantes que tengan prohibido viajar, pero no a aquellos que ya hayan sido registrados en otros estados de la Unión Europea. Es en este punto donde precisamente chocan frontalmente con la cancillera, líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), que se opone a lo que supondría prácticamente un cierre de fronteras. «Aún no tenemos la cuestión migratoria bajo control», remarcó.

En un tono más calmado, Seehofer aseguró que todo el equipo directivo de los conservadores bávaros apoya esa tregua, aunque destacó que la expulsión de inmigrantes y refugiados en la frontera sigue siendo una cuestión vital en su propuesta para endurecer la política migratoria de Alemania.

MERKEL ACUDE A EUROPA / Asediada por la creciente presión dentro de sus propias filas, la cancillera Angela Merkel pidió a los suyos tiempo hasta la próxima cumbre europea que se celebrará el 28 y 29 de junio para tratar de llegar a un acuerdo migratorio con sus socios europeos que calme las aguas en Alemania. Aunque amenazó con ignorar las directrices de la cancillera e implementar esa dura restricción migratoria, Seehofer optó finalmente por un alto al fuego temporal que si bien aún no la descarta sí aplaza una posible implosión de la coalición de gobierno.

Aunque evitaron una crisis mayúscula, el ultimátum sigue sobre la mesa de Merkel, quien dispone de solo dos semanas para llegar a un consenso europeo.

La cancillera apuntó que «no hay automatismos». Sin embargo, el gesto a medias de Seehofer le recuerda que el preparativo para un cierre de fronteras estará listo para ponerse en marcha en cuanto ese eventual acuerdo migratorio con otros países no llegue a buen puerto. Aun así, Merkel dibujó a su enemigo íntimo lo que se entiende como una línea roja. «Cerrar las fronteras es un cuestión de competencia política», apuntó. Ella es la única con poder para decretar esta medida.

REUNIONES EUROPEAS / Merkel acudirá así a Europa para salvar un escollo que, por primera vez en sus 12 años de mandato, ha puesto en jaque su reinado. Anoche la cancillera se reunió con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, mientras que hoy lo hará con el presidente francés, Emmanuel Macron. De no poder llegar, tras sta ronda de contactos, a un gran acuerdo europeo se espera que Merkel tienda puentes con otros países para cerrar acuerdos bilaterales que satisfagan a sus socios conservadores.

Por su parte, Seehofer quiere empezar a hablar con Austria, gobernada por conservadores y ultraderecha, para preparar su cierre de fronteras.

En una encuesta publicada ayer, hasta el 68% de los alemanes cree que la presión por una mayor restricción de la política migratoria es una pura táctica electoral de los conservadores bávaros, una opinión que solo contradicen los propios votantes de la CSU y de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).

Y es que el 14 de octubre Baviera, una de las regiones más ricas de Alemania, celebrará unos comicios regionales que volverán a impulsar a los xenófobos. Temerosos de perder la mayoría absoluta que recuperaron en el land en el 2013, la CSU se ha lanzado a por el voto más nacionalista.

Esta es la razón por la que Seehofer aseguró que el islam «no pertenece a Alemania», a la vez que el Gobierno bávaro ha aprobado la ley policial más dura de todo el país y ha vuelto a colgar crucifijos en sus edificios públicos.

Sin embargo, el principal beneficiado de esa táctica es la ultraderecha de AfD, que en el último sondeo demoscópico se dispara a la segunda posición con un 13,5% de los votos, lo que supondría, de ser cierto, una increíble entrada en el Parlamento regional a cuestas del ala más ultra de la CSU.

LA CRÍTICA MÁS DURA / En ese sentido, el primer ministro bávaro Markus Söder ha sido una de las voces menos flexibles con la petición de la cancillera. A diferencia de la CDU, la hermana CSU deja la puerta abierta al unilateralismo nacional. «Los estados deben tomar primero las decisiones que después se apliquen a Europa», comentó antes de la reunión conservadora, contradiciendo la posición de Merkel.

«Intentan humillar a la cancillera porque aprueban lo mismo que la ultraderecha: su caída», apuntaba la analista política Ferdos Forudastan en el diario muniqués Süddeutsche Zeitung como relfexión de lo que está ocurriendo.