Las encuestas previas a las elecciones parecían haber enfriado sus ambiciones, pero el xenófobo Geert Wilders resurgió ayer en una emocionante jornada electoral en Holanda, que ha dejado la política del país aún más fragmentada de lo que ya lo estaba. El Partido por la Libertad (PVV) de Wilders, cuyo discurso único ha sido en contra de la inmigración masiva y el islam, se convertiría, según los primeros pronósticos, en la tercera formación del país, pasando de 9 a 23 escaños en un parlamento con 150 diputados en total. Así, Wilders podría tener la llave para la nueva coalición que gobernará el país, para la que se podrían necesitar hasta cuatro partidos.

Todo dependerá de quién se haga finalmente con la victoria. Al cierre de esta edición, Holanda presentaba una lucha reñida entre los dos esperados favoritos. Según los sondeos a la salida de los colegios electorales, tanto los conservadores del VVD como los progresistas del PvdA tendrían 31 escaños. Los primeros ganarían así nueve escaños, pero las últimas encuestas les habían dado 36 o más, por lo que a la hora de votar mucha gente parecía haber optado finalmente por el PVV de Wilders. Los socialdemócratas perderían dos diputados, aunque en las encuestas llegaban a hundirse, con cerca de una veintena.

La gran diferencia entre los dos mayores partidos es que los liberales conservadores del VVD, liderados por el novato Mark Rutte, nunca han querido excluir al polémico Wilders de un Gobierno de coalición e incluso ayer, en la noche electoral, los pesos pesados del partido admitieron que no se puede marginar a una formación que recibe tanto apoyo de los holandeses. Los socialdemócratas, sin embargo, encabezados por el exalcalde de Amsterdam, Job Cohen, han arremetido con dureza contra las ideas radicales de Wilders y no quieren oír hablar de un gobierno con alguien que rechaza a los extranjeros musulmanes cuando las mayores poblaciones inmigrantes provienen de Marruecos y Turquía.

CAIDA SIN PRECEDENTES El gran perdedor fue, con diferencia, el primer ministro saliente, Jan-Peter Balkenende. El democristiano del CDA, tradicionalmente la formación más votada en Holanda, habría perdido, según los sondeos, 20 de sus 41 escaños, una caída sin precedentes en la historia del partido.