Los presidentes de Colombia, Alvaro Uribe, y de Venezuela, Hugo Chávez, pusieron ayer fin a la crisis diplomática más grave que han vivido ambos países en casi 20 años. Chávez y Uribe tenían previsto reunirse en Caracas a última hora de la noche --hora española-- con el fin de escenificar el final de un conflicto desatado por el secuestro en Venezuela, y la posterior detención en Colombia, de Rodrigo Granda, un importante guerrillero de las FARC.

Chávez dio la bienvenida a Uribe por adelantado al afirmar que iba a recibirlo "con afecto y cariño de hermanos, para aclarar situaciones y luchar por la integración". Uribe, por su parte, también expresó la voluntad expresa de su Gobierno de superar la crisis con Venezuela.

Aunque hace días que los dos mandatarios suramericanos se esfuerzan por rebajar el alcance del conflicto, buena parte del daño ya está hecho. "Hubo una merma cualitativa de la confianza entre Bogotá y Caracas, así como una cuantitativa", de orden económico, que redujo en un 15% la actividad comercial entre los dos países --cifrada el año pasado en más de 2.500 millones de dólares (1.923 millones de euros)--, según la cámara de comercio colombo-venezolana.