Los uruguayos contrarios al aborto, despenalizado el año pasado en el país suramericano, acudieron hoy a las urnas con el objetivo de lograr que se convoque un referéndum sobre la medida, para lo cual deberán obtener el apoyo de un cuarto del padrón electoral, unos 655.000 votos.

A diferencia de lo que sucede habitualmente con los sufragios en Uruguay, en los que el voto es obligatorio, el "acto de adhesión" de hoy (como se denomina legalmente) tiene carácter voluntario y solamente abre la posibilidad de que los ciudadanos diriman la cuestión en una consulta popular que se realizaría en octubre próximo.

Desde las 08.00 horas locales, unas 3.500 mesas electorales comenzaron a recibir con cuentagotas a los interesados en respaldar la iniciativa, entre ellos uno de sus impulsores, el diputado del opositor Partido Nacional Pablo Abdala.

Tras votar en un colegio del barrio montevideano de Villa Dolores, Abdala dijo a la prensa sentir mucha "alegría" y "satisfacción" por haber logrado, con esta jornada electoral, escapar "a la agenda política cotidiana y a los temas urgentes para hablar de los temas importantes" para la sociedad.

El "acto de adhesión" se desarrolla por el momento con total normalidad, según dijo a Efe Wilfredo Giménez, vocal de la Junta Electoral de la capital y suplente de un ministro de la Corte Electoral nacional.

Las mesas cerrarán a las 19.30 horas (22.30 GMT) y se espera que pocas horas después se difundan ya los resultados oficiales.

"Al tener sólo una papeleta, y no varias como en las elecciones nacionales, y tener una sola opción es un acto muy sencillo", por lo que los resultados podrían divulgarse "sobre la medianoche", anticipó Giménez.

Para que tenga éxito el "acto de adhesión", que fue posible gracias a una campaña que permitió recoger este año más de 52.000 firmas (el 2% del padrón electoral), es necesario que más de la cuarta parte de ese registro, unos 655.000 ciudadanos, se acerque a las urnas a dar su respaldo de forma voluntaria.

Según las últimas encuestas, de mayo pasado, entre un 46 % y un 53 % de la población rechaza la despenalización del aborto, mientras que hasta un 44 % la respalda.

Sin embargo, Uruguay vive una fría jornada invernal y por televisión se retransmiten esta tarde dos importantes compromisos internacionales de las selecciones de fútbol sub 20 y absoluta, un dato no menor en una nación en la que el balompié es casi una religión.

El aborto fue despenalizado por el Parlamento uruguayo en octubre pasado con el voto mayoritario del oficialismo de izquierdas en medio de las críticas de la Iglesia, que ha pedido a la sociedad que acuda a votar hoy para "respetar el derecho a la vida humana desde su concepción".

Antes de aprobarse la ley, se estimaba que en el país se practicaban más de 30.000 abortos anuales, según cifras oficiales, aunque la realidad podría doblar ese número, de acuerdo con organizaciones no gubernamentales.

En enero pasado, primer mes de aplicación efectiva de la ley, el Ministerio de Salud informó de que se realizaron unas 200 interrupciones legales de embarazos, aunque no ha vuelto a dar datos.

Según Cotidiano Mujer, una organizadora defensora de la ley, "el aborto clandestino ponía en riesgo cada año la vida y los proyectos de vida de miles de mujeres" uruguayas.

"Defendemos los derechos de las mujeres, no votamos contra ellas", agregó esa institución en su reciente campaña contra la votación de hoy.

Entre las personalidades uruguayas partidarias de la legalización del aborto se encuentran, además del actual gobernante, José Mujica, el expresidente Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000, Partido Colorado).