El año que viene volveré a Menorca, aunque sea en condición de ex. No sabemos cómo, pero volveremos". José María Aznar inició ayer sus vacaciones en la finca de Son Camaró sabiendo que serán las últimas como presidente del Gobierno, habida cuenta de que se mantiene en su decisión de no ser el candidato del PP a las próximas elecciones generales. El 1 de agosto del 2004, otra persona ocupará su lugar en la Moncloa pero él, repetirá veraneo en la isla del viento.

NADA MAS LLEGAR

El ritual de las fotografías al inicio de las vacaciones no es plato de gusto para Aznar, de modo que lo despachó el mismo día de su llegada a Menorca. Ayer, cuando el sol estaba ya a punto de ponerse, el presidente y su esposa, Ana Botella, concejal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid, salieron del interior de la masía menorquina que ya les acogió el verano pasado.

Aznar apareció relajado y de la mano de su mujer. El, con pantalón de loneta color caqui y camisa beig con cuadros azules y caquis. Ella, con un traje de lino tostado bordado en blanco y zapatillas de tacón topolino. Zico, un cocker spanier que un militante regaló a Aznar poco después del atentado que sufrió en 1995, bebía el agua clorada de la piscina, mientras el presidente y su esposa paseaban por el porche.

"Estábamos deseando venir. Este ha sido un año muy duro y parecía que el 1 de agosto no iba a llegar nunca". El presidente aclaró que entendía por año el curso político que va de un agosto a otro. "Afortunadamente ha acabado muy bien", sin especificar cuáles eran las cuestiones que para él habían tenido un final feliz. Aunque para tener una idea, basta saber que una de sus lecturas para este verano es La obsesión antiamericana, del francés Jean-Fran§ois Revel.

Aznar se ha llevado a la isla, una pequeña biblioteca formada por seis libros de poesía y otros tantos de narrativa y ensayo. Entre los primeros No olvides mi rostro , del poeta Diego Valverde, muy indicado para alguien, como Aznar, a quien hoy por hoy le espera un futuro aún sin definir. En sus paseos por el mar, a los que piensa dedicar la mayor parte de su descanso, Aznar leerá también Los mitos de la Guerra Civil del exgrapo Pío Moa, y El libro de las ilusiones de Paul Auster.

Respecto a las ilusiones, Aznar es de la opinión de que si no se cumplen, "pueden producir melancolía". Esa fue la poética respuesta que dio a la pregunta de si, en el futuro, le gustaría comprarse una casa en Menorca. "No tengo posibilidades. Ahora mismo tengo que pensar en solucionar el problema de mi próxima vivienda y la verdad, no nos da para dos casas", refiriéndose al hecho de que su renuncia a repetir como candidato del PP le obligará a dejar la Moncloa.

LA LIBRETA AZUL

El fantasma de la sucesión también planeó en la comparecencia de Aznar al inicio de sus vacaciones, ya que aseguró que, además de la colección de libros, había traído consigo la célebre libreta azul, en la que apunta tanto los nombres de los caídos en desgracia como de los llamados para la gloria. De todos modos aclaró: "No esperéis ninguna emoción política este verano". Es más, hasta el 25 de agosto, fecha en la que mantendrá un encuentro con militantes y dirigentes del PP, no tiene previsto recibir a nadie. "Sólo la familia; ni pretendientes, ni sucesores", puntualizó.

Los próximos 25 días serán jornadas de descanso y familia, lecturas y escritura. El próximo martes, Aznar se desplazará a Mallorca para mantener el habitual despacho de verano con el Rey, en Marivent, y no tiene más actividades programadas. Sólo tiene un compromiso, volver a visitar a Joan Riudavets Moll, un menorquín de 113 años que reside en Es Migjorn.