La multiplicación de los panes y los peces se ha vuelto aún más inverosímil para la Iglesia católica venezolana: la escasez de harina, que azota a los hogares, ha llegado a los templos. Los feligreses de varias iglesias del estado de Mérida se quedaron el último domingo sin su consagración por falta de hostias o gas para elaborarlas. El diario opositor 'El Nacional' informó de que los sacerdotes encontraron un sustituto que los remitía a las celebraciones del cristianismo primitivo: Durante las misas repartieron trocitos de pan.

La situación no es nueva. En varias ocasiones han sido los feligreses los que han ayudado a los curas a mitigar la escasez trayendo harina de sus casas. Giovanni Luisio Mass, encargado de la elaboración de hostias de la Orden de Los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Jerusalén, en el estado de Anzoátegui, declaró al portal 'Valores Religiosos' que la producción mensual de obleas ha pasado de 80.000 a 30.000, afectando a los templos de tres de los estados más importantes del país.

La falta de harina no es único dolor de cabeza de los venezolanos. La consultora Econométrica, muy crítica con el Gobierno, estima que el 75% de los bienes escasean en los anaqueles de los supermercados. Los huevos, un alimento clave en la pirámide nutricional, se han vuelto también difíciles de hallar o hay que comprarlos a precios astronómicos. El portal 'Contrapunto' señaló que el cartón de huevos cuesta entre 550.000 y 600.000 bolívares, casi la totalidad de un salario mínimo, que incluye un bono por alimentación (797.510 bolívares, unos ocho dólares según el mercado negro que rige la vida de la mayoría).

Hiperinflación

El Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) ha asegurado que la canasta alimentaria familiar subió en enero a 24,4 millones de la vapuleada moneda nacional. La hiperinflación y la escasez es tal que una familia necesita el equivalente a 98,2 salarios mínimos para poder adquirirla en el mercado negro. El café es el producto que más ha aumentado, un 145,9%. El litro de detergente líquido ha llegado a los 500.000 bolívares. La diferencia entre los precios controlados por el Estado y los que rigen en el mercado es de 179.174%.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien atribuye el colapso económico solo a una conjura interna y externa, aumentó un 40% el salario mínimo en enero después de seis incrementos durante el 2017 que siempre quedan muy atrás de lo que dicta el mercado negro. El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que el 2018 cerrará con una inflación del 13.000% y una caída economíca de 15%.