El estado de la mayoría de los heridos es leve y sólo unos pocos, entre ellos la periodista, tuvieron que ser trasladados a centros hospitalarios. La australiana Iris Makler, colaboradora de una radio canadiense, recibió una pedrada en la cara y sufrió dos fracturas en las mandíbulas, según explicaron a Efe fuentes médicas. El portavoz de la policía israelí, Miki Rosenfeld, confirmó la detención de 21 manifestantes, entre ellos Hatem Abdel Kader, asesor presidencial palestino para Asuntos de Jerusalén, y Alí Abu Sheija, líder de la facción norte del Movimiento Islámico de Israel.

Ambos son interrogados por incitar a la violencia en la Explanada, tercer santuario del islám y donde hace dos mil años se emplazaba el bíblico Templo de Jerusalén. Los incidentes comenzaron a primera hora de la mañana cuando un grupo de palestinos que se encontraba en el recinto arrojó piedras, aceite y cócteles molotov contra agentes israelíes, desplegados en los alrededores en mayor número del habitual con motivo de un estado de alerta decretado para hoy por las autoridades. La Policía cargó contra los manifestantes en dos ocasiones y, según testigos citados por la agencia palestina independiente Maan, los policías dispararon balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar la protesta.

El jeque Mohamed Husein, muftí de Jerusalén y Palestina, que se encontraba en el interior cuando estallaron los incidentes, acusó a las fuerzas israelíes de haber atacado de forma indiscriminada a los presentes, incluidas mujeres y guardas de la mezquita. "Reaccionamos y respondimos utilizando la mínima cantidad de fuerza, sólo se utilizaron granadas de ruido para dispersar a los alborotadores", dijo a Efe Rosenfeld. Hasta 7.000 policías israelíes participaron en el operativo dentro y fuera de la ciudad vieja para impedir la protesta de los manifestantes palestinos, lo que disparó la tensión a los niveles de la anterior espiral de violencia de hace tres semanas.

La situación de alerta respondía en esta ocasión a un llamamiento a "proteger Al Aksa" efectuado ayer entre grupos musulmanes de Israel y los territorios palestinos, en base a rumores de que extremistas judíos planeaban entrar en el recinto. Según el diario "The Jerusalem Post", el temor se inspiraba en una ambigua convocatoria del movimiento ultra-derechista religioso judío "Eretz Israel Shelanu" (Nuestra Tierra de Israel), que organizaba una conferencia con motivo del 843 aniversario de la visita del sabio sefardí Maimónides a lo que los judíos conocen como Monte del Templo.

Rosenfeld aseguró que "esta mañana no ha habido ninguna oración judía en el Monte del Templo ni visitas de ningún grupo judío". Pero para el diputado israelí de origen palestino Taleb A-Sana, de la Lista Árabe Unida, la entrada en masa de fuerzas policiales israelíes en la Explanada es de cualquier forma una "provocación". "Es provocar a más de mil millones de musulmanes alrededor del mundo, que no dudarán en protegerla con sus propios cuerpos", advirtió. En las protestas participaron sobre todo palestinos de Jerusalén y de ciudades israelíes de mayoría árabe, alentados, según el jefe de Policía, Dudi Cohen, por la facción norte del Movimiento Islámico.

"Actuaremos con mano dura contra todos aquellos que rompan el orden público en el Monte del Templo", dijo Cohen al declarar el cierre del recinto sagrado hasta que la situación se calme y exhortar al movimiento islamista "a cesar la incitación". La Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha exigido al Gobierno israelí que cese sus "provocaciones", porque "Jerusalén es una línea roja" y "pueden tener peligrosas consecuencias en la región", manifestó Nabil Abu Rudeaineh, portavoz del presidente Mahmud Abás.

Los disturbios provocaron el cierre de algunos comercios en la ciudades y por la tarde se extendieron de forma puntual por algunos barrios de Jerusalén Este, con denuncias de pedradas a vehículos israelíes. En el paso de Kalandia, entre Ramala y Jerusalén, un guarda de seguridad israelí fue apuñalado en el abdomen por una joven palestina, que fue detenida por la Policía en el lugar del suceso.