Unos 300 venecianos de todas las edades se han manifestado esta mañana en Venecia para denunciar el progresivo despoblamiento que sufre el centro histórico, fundamentalmente por la marea de turistas y el elevado precio de la vivienda, y han reclamado con una maleta en mano su derecho a seguir viviendo en la ciudad. La marcha ha desfilado junto al Gran Canal, desde la plaza de San Bartolomeo, muy próxima al puente de Rialto, hasta el palacio de Ca'Farsetti. Una de las pancartas desplegadas era muy explícita: "Sin los venecianos, ya no será Venecia".

La protesta, titulada 'Venexodus', fue convocada por la asociación Venessia. Su organizador, Matteo Secchi, destacó en declaraciones a la agencia Efe el gesto "irónico" de la misma: personas que protestan con maleta para expresar su deseo de no marcharse.

El aumento del turismo es inversamente proporcional a la de su población censada: en 1951, su centro histórico de Venecia contaba con 174.808 habitantes, pero con el paso del tiempo ha ido mermando hasta alcanzar 54.955 en el 2016, buena parte (40,6%) con edades comprendidas entre los 50 y los 54 años. De forma paralela, el turismo no ha hecho más que aumentar y solo en el año 2014 llegaron a la ciudad de los canales más de cuatro millones de turistas -registrados por los hoteles-, lo que a menudo convierte sus estrechas calles en verdaderos atolladeros.

El alcalde Luigi Brugnaro ilustró esta tendencia con una suerte de premonición que sembró cierto malestar: "El futuro del municipio de Venecia no es (la isla de) Venecia, sino Mestre", la tierra firme.

El Ente Bilateral para el Turismo, una asociación sin ánimo de lucro, señala como principales causas de la despoblación el caro precio de sus pocas viviendas, los altos costes de manutención de las mismas y las cada vez más frecuentes inundaciones.

Sin embargo, Secchi apuntó por su parte que el principal problema es la falta de casas y su precio desorbitado, problemas que achaca al turismo debido a que muchos propietarios prefieren destinar sus casas vacías al próspero negocio turístico reconvirtiéndolas en hoteles en vez de alquilárselas a residentes.

Ante esta situación, los venecianos reclaman al ayuntamiento que asigne las casas de protección oficial que permanecen vacías por sus problemas arquitectónicos o regular el sistema de alquileres particulares como AirB&B. Secchi, empleado en un hotel, subrayó que en cualquier caso la protesta es contra las autoridades, no contra el turismo: "Queremos a los turistas, nos dan de comer, pero es justo que ellos tengan su espacio para disfrutar y nosotros el nuestro para vivir", afirmó.

UNA AMENAZA PARA LA AUTENTICIDAD

La situación es sin duda delicada, puesto que amenaza a la autenticidad de una ciudad única en el mundo y que corre el riesgo de convertirse en un futuro próximo en un parque temático sin vida genuina, en 'Venecialand'.

Generación 90 es una organización integrada por jóvenes menores de 30 años que se autoproclaman como "la última generación que vio Venecia como una ciudad real, viva, en la que moverse por sus calles o hacer la compra no suponía un esfuerzo de superhéroe".

Uno de sus miembros es Giampietro Gagliardi, un joven de 23 años que como muchos otros ha tenido que marcharse a una ciudad cercana, en su caso Trieste, para estudiar en su universidad, aunque asegura que su deseo es vivir "toda la vida" en su ciudad natal. Lo dice al tiempo que confiesa desconocer cómo logrará ese objetivo ya que la vida entre canales es a su juicio "un infierno".