El fantasma de la suspensión de pagos sobrevuela una Venezuela que no puede salir de su laberinto financiero. Se viven horas cruciales en Caracas, donde se celebra una reunión con acreedores a partir de este lunes. El Gobierno quiere reestructurar su enorme deuda externa en medio de presiones, maniobras especulativas y poca confianza en la salida de esta crisis. El viernes vencieron 81 millones de dólares en concepto de intereses del bono Pdvsa 2027 y las autoridades no confirmaron el desembolso.

Este lunes deberían pagarse otros 200 millones de la misma moneda. Y no solo eso: todavía faltan cancelar a lo largo de lo que queda de noviembre y diciembre al menos 1.470 millones de dólares. De ahí que las agencias Fitch, Standard and Poor's y Moody's rebajaran la calificación de la deuda venezolana dando por sentado que en un corto plazo la suspensión de pagos será inevitable.

“Han jugado a que Venezuela se declare en bancarrota. Nunca. La bancarrota nunca llegará a Venezuela. Venezuela siempre tendrá una estrategia clara y ahora nuestra estrategia es renegociar y refinanciar toda la deuda”, dijo el domingo Nicolás Maduro. El presidente fundamentó su optimismo en que el 91% de los tenedores de bonos venezolanos decidieron acudir a las negociaciones o aceptarlas.

Diversos analistas financieros desconfían de un resultado positivo de este encuentro debido a un factor determinante: las sanciones de Estados Unidos contra el Gobierno chavista prohíben a sus inversionistas negociar deuda venezolana. El 70% de los acreedores son estadounidenses y canadienses. El diario 'El Nacional' añade otra complicación. Maduro nombró como principales negociadores al vicepresidente Tareck El Aissami y al ministro de Finanzas Simón Zerpa. La Administración de Trump sancionó a estos dos funcionarios y prohibió a sus ciudadanos cualquier trato con ambos.

Guerra financiera

El mundo de las finanzas tiene un ojo puesto en Caracas y otro en Manhattan. La Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA) debe pronunciarse sobre el retraso en el pago de 1.161 millones de dólares del bono 2017 de la petrolera Pdvsa. Las autoridades venezolanas aseguran haber realizado el depósito días atrás. Sin embargo, los acreedores no confirmaron esa transferencia.

La ISDA podría declarar que Venezuela no ha cumplido con sus obligaciones. Para el chavismo, las calificadoras de riesgo son parte de la “guerra financiera” que lanzó Trump meses atrás. Sus resoluciones y augurios, sostiene, carecen de credibilidad. La oposición, por su parte, cree que Venezuela está atrapada en un callejón sin salida en la medida que no modifique su política económica, monetaria y fiscal.

Cae la producción petrolera

“Para un refinanciamiento eficiente se necesita un plan eficiente”, dijo el consultor Asdrubal Oliveros. El diputado de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) José Guerra consideró por su parte que es indispensable detener la caída en la producción petrolera. Venezuela es un país dependiente del crudo que vende. Sin embargo, la OPEP advirtió que en octubre pasado Venezuela extrajo menos de dos millones de barriles diarios, su nivel más bajo en casi tres décadas.

Buena parte de los dólares derivados de las exportaciones se ha destinado sistemáticamente al pago de la deuda y sus intereses. Según Maduro, en los últimos cuatro años se han destinado 71.700 millones de dólares para cancelar esos compromisos financieros. En ese período, la caída de la economía fue del 36%. Las importaciones se derrumbaron solo en el 2016 un 52%.

Después de derrotar a la MUD en las elecciones de gobernadores, Maduro confía que saldrá también victorioso de las negociaciones con los acreedores, que también incluye, en otras reuniones, a chinos y rusos. Si eso ocurriera, advierten algunos analistas, será otra vez a un precio ruinoso.

LAS CLAVES

Un endeudamiento gigante. El pasivo externo es en la actualidad de unos 175.000 millones de dólares. En 1998, cada venezolano debía 1.693,29 dólares. Casi dos décadas más tarde, el rojo es de 4.720 dólares per cápita, lo que representa un crecimiento del 64,1% respecto a lo que sucedía hace 19 años.

Efectos del pago. Entre el 2005 y el 2008, el pago de capital e intereses equivalía al 10% de las exportaciones. En el 2015 alcanzó el 50%. La bajada del precio del petróleo ha disminuido la capacidad de generar divisas. Las importaciones se redujeron con un enorme impacto en la calidad de vida.

El ajuste permanente. En el 2016, el Gobierno pagó 9.052 millones de dólares a los acreedores. El presente año debe cerrar con un desembolso de 9.631 millones. La variable de ajuste interna es brutal: desabastecimiento, inflación. El FMI calcula en un 12% la caída este año de la economía.

Los pagos del 2018. En el año en que deberían celebrarse las elecciones presidenciales, Venezuela tiene que pagar unos 12.000 millones de dólares en concepto de vencimiento de bonos y otros compromisos externos. Un 37% del dinero que entre por exportaciones deberá destinarse a los acreedores.