Fue una lucha contra el tiempo. En apenas 10 días, los dos principales aspirantes a la presidencia de Venezuela, el oficialista Nicolás Maduro, y el opositor, Henrique Capriles, se aplicaron a fondo para movilizar a sus seguidores con miras a ganar las elecciones del domingo.

En ese brevísimo período, Maduro logró recorrer los 24 estados del país, mientras que su adversario pudo visitar 21. Capriles había anunciado que se dejaría el pellejo. Ambos lo hicieron. No hubo oportunidad esta vez para que los candidatos se prodigaran casa por casa, como hizo Capriles durante varios meses en la campaña del 2012. Predominaron, en cambio, los actos masivos como los que este jueves realizaron para poner fin a sus esfuerzos.

Tras el rastro de Chávez

Fiel a las lecciones recibidas por su líder, el fallecido presidente Hugo Chávez, el oficialismo se concentró este jueves en el centro de Caracas con el objetivo claro de desbordar con sus simpatizantes siete de la principales avenidas de Caracas en un acto similar al realizado por Chávez en su cierre de campaña para los comicios del 7 de octubre. Para Maduro, desbordar Caracas era una cuestión de honor tras el mitin multitudinario de Capriles en la capital venezolana el domingo, que superó todas las expectativas.

El candidato de la oposición decidió reunir a sus seguidores en el estado de Lara, en el centro del país, donde gobierna Henri Falcón, su jefe de campaña. El reto era importante, pues la concentración se realizó en la avenida Venezuela de Barquisimeto, la más ancha del país.

Más intensa

Aunque breve, la campaña fue mucho más intensa que la del 2012 debido a la pugnacidad de los aspirantes. Esta vez, Capriles fue mucho más agresivo con su adversario, al que no trató con el mismo respeto con el que se relacionó con Chávez.

Entró en el terreno de las descalificaciones personales al referirse a Maduro como "toripollo", un insulto que usan los escolares venezolanos para referirse a las personas corpulentas pero faltas de ideas y de quienes se dice que tienen cuerpo de toro pero mente de pollo.

El aspirante opositor también llamó "mentira fresca" a su contrincante en alusión a una canción escrita por el actor venezolano Rolando Padilla e interpretada por el salsero Willie Colón, en la que se hace referencia a las mentiras acumuladas en los meses transcurridos desde que Maduro asumió las riendas del país tras la última operación realizada a Chávez a mediados de diciembre.

"Enchufado mayor"

El uso de esta pieza fue muy oportuno por cuanto Capriles había anunciado que se trata de una competencia entre la verdad y la mentira, debido al cuestionado manejo que hizo el oficialismo de la información sobre la enfermedad de Chávez.

Así, aunque desde la operación Chávez nunca volvió a hablar en público y luego se supo que no podía hacerlo por tener colocada una cánula traqueal, pocos días antes de su muerte Maduro aseguró que había estado trabajando y conversando con el mandatario durante cinco horas. De igual modo llegó a atribuirle la decisión de devaluar la moneda en más del 46%.

Elegido a dedo

Con el apelativo "enchufado mayor", Capriles también denunció la condición de Maduro como candidato designado a dedo por Chávez y uno de los principales favorecidos por el poder en los últimos 14 años.

"Caprichito", "burguesito", "majunche" (de poco valor), "la nada" y "candidato de la ultraderecha" son algunos de las expresiones con las que Maduro se refirió a su adversario. Su discurso estuvo centrado inicialmente en su devoción por Chávez, al punto de que el día del inicio de la campaña dijo en televisión que este se le apareció en una capilla en forma de "pajarito" y que con su trinar le dio ánimos para ir a la victoria en la batalla electoral. La anécdota y sus silbidos le ganaron muchas burlas dentro y fuera de Venezuela.

Aunque según las encuestas hace un mes parecía imposible un triunfo de Capriles, los sondeos más recientes sorpresivamente le han aproximado a su contendiente y proyectan un resultado reñido.