La mayor parte de Venezuela se paralizó ayer, por cuarta vez en menos de un año, para pedir la renuncia del presidente, Hugo Chávez. Empresarios, sindicatos y el resto de la oposición unida en la Coordinadora Democrática realizaron una nueva huelga general, que esperaban "definitiva" y que calificaron de "éxito total". Según la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), el paro afectó a más del 80% del país; según el Gobierno, sólo al 15% y fue un "rotundo fracaso".

"Más de 16 millones de venezolanos respaldaron este paro que exige una salida democrática a la crisis por vía electoral", dijo el secretario general de la CTV, Manuel Cova. El mayor sindicato venezolano, con un millón de afiliados, afirmó que pararon en más de un 90% los sectores de educación, salud, comercio, construcción, textil, pesca, y medios de comunicación. Y en más del 80% los sectores petrolero, agrícola, público, hidráulico, comunicación, y transporte marítimo.

El presidente de la patronal Fedecámaras, Carlos Fernández, destacó el "sacrificio de los empresarios", en medio de una economía maltrecha, para ayudar el "éxito del paro cívico nacional".

Fernández denunció también las "tácticas del Gobierno para dar una imagen de normalidad", como la apertura de un megamercado navideño situado en la céntrica avenida Bolívar de Caracas. Y afirmó que, pese a todo, "la gente se quedó en casa".

MENOS DEL 15%

"No se emocionen tanto", contestó el ministro de Interior y Justicia, Diosdado Cabello, al afirmar que "el paro no superó el 15%". "Lo que tenemos es que quienes producen 81% del producto interno bruto del país están trabajando", corroboró la ministra de Trabajo, Cristina Iglesias. Por su parte, el diputado oficialista Nicolás Maduro destacó que "trabajaron el sector industrial, el transporte público, el metro de Caracas y los comerciantes informales".

La primera huelga unió el 10 de diciembre de 2001 a Fedecámaras y la CTV contra las leyes "comunistoides" de Hugo Chávez. La segunda logró en abril la salida del presidente durante menos de dos días. Con la tercera, seis meses después, la oposición empezó a exigir el adelanto de las elecciones o un referendo consultivo que Chávez se niega a realizar hasta el próximo agosto, a mitad de su mandato.