Marine Le Pen se apunta a la tendencia de incluir en el ideario político la preocupación de los ciudadanos por el medio ambiente. Hay que producir y consumir local, que la gente viva y trabaje en su comuna, evitar el aire contaminado de las grandes ciudades, que además expulsan del centro a las clases populares a base de alquileres escandalosos, y practicar una democracia de proximidad.

La presidenta del antiguo Frente Nacional, rebautizado como Reagrupación Nacional (RN), ha hecho este domingo su rentrée política en Fréjus, una localidad de 52.000 habitantes de la costa azul francesa gobernada por su partido desde el 2014. La dirigente ultraderechista ha dado ahí el pistoletazo de salida para las municipales del próximo marzo, sin perder de vista la carrera hacia el Elíseo en la que su principal oponente sigue siendo Emmanuel Macron.

"La era Macron ha acelerado un proceso de deconstrucción que hace saltar todas las referencias para entrar en una sociedad líquida donde nada es seguro. Ni mantener el trabajo ni la edad de la jubilación. Todo es efímero, precario, incierto", proclamó.

Las pinceladas sobre una "sociedad ecológica" en la que parece apoyar su programa municipal, no ha alterado en nada su visión maniquea del mundo. Por un lado, los defensores de la globalización y de una sociedad líquida llena de incertidumbres, inseguridad e inmigrantes. Por otro, los defensores de lo local, de la nación y de la patria.

RESPUESTA A LOS 'CHALECOS AMARILLOS'

Ante sus seguidores, y bajo el eslogan La proximidad al servicio de los franceses, Le Pen ha intentado rentabilizar políticamente la crisis de los chalecos amarillos. En su opinión, quienes han salido a las calles para protestar por la subida del impuesto a los carburantes, ilustran "el miedo de todos los franceses al futuro". La respuesta, a su juicio, tiene que pasar por la "paz fiscal".

El partido de Le Pen fue el más votado (23%) en las recientes elecciones europeas de mayo y gobierna en 14 ayuntamiento franceses. Pero sigue teniendo problemas para fraguar alianzas y ampliar su implantación territorial más allá de sus feudos tradicionales del Norte y la franja mediterránea. De ahí que la líder ultraderechista haya reiterado este domingo su llamamiento a la unión de todas las fuerzas de la denominada "derecha bonapartista" y de los soberanistas de izquierda.