Nueve votos afirmativos y ningún veto presentado por sus cinco miembros permanentes (EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido) son necesarios para que el Consejo de Seguridad adopte cualquier decisión, por lo que uno de ellos podría impedir una resolución que autorizase la guerra de Irak. Aunque para muchos políticos el derecho de veto es antidemocrático, consagra la desigualdad entre naciones y preserva los intereses de los estados poderosos, otros alegan que este organismo no podría cumplir su mandato de mantener "la paz internacional", si las potencias no pudieran vetar decisiones.

EPOCA DE INOPERANCIA

Durante la guerra fría, el Consejo de Seguridad no se convirtió en el directorio en el que las grandes potencias colaboraban para prevenir el estallido de conflictos, tal y como estaba previsto en la carta fundacional de las Naciones Unidas, sino en un escenario para el enfrentamiento entre bloques. Los célebres nyet soviéticos, que bloqueaban cualquier forma de condena a los aliados de la URSS, unidos a los vetos norteamericanos en cada ocasión en que se debatía una crítica a las actuaciones militares de Israel, convirtieron al Consejo de Seguridad en un órgano inoperante. Hasta abril del año 2000, la URSS y Rusia, su sucesora, han recurrido al derecho de veto en 118 ocasiones, Estados Unidos en 67, el Reino Unido en 30, Francia en 18 y China en 6.

HISTORIA DE DESACUERDOS

Los vetos en el Consejo de Seguridad de la ONU han sido numerosos, sonados y en muchas ocasiones han tenido gran trascendencia política. En junio de 1946, Francia impuso su veto a una resolución que solicitaba abrir una investigación al régimen franquista, uno de los pocos países fascistas de Europa tras la contienda mundial. En junio de 1950, sólo la ausencia de la URSS permitió que el Consejo de Seguridad diera luz verde al envío de ayuda militar a Corea del Sur, en guerra con Corea del Norte, liderada por Kim Il-sung. En 1974, París vetó la expulsión de la ONU del régimen racista surafricano, ante la indignación de su opinión pública. La Rhodesia del apartheid se benefició en varias ocasiones de los vetos de Londres.