El presidente estadounidense, George Bush, puso fin ayer a su visita a la lndia con un histórico acuerdo de cooperación nuclear en el bolsillo, pero también dejó atrás violentas protestas contra él, que causaron al menos tres muertos en el norte del país. Lo peor se espera, sin embargo, en Pakistán, país musulmán al que el mandatario llegó por la noche y que lo recibió paralizado por una huelga general. El paro estaba convocado contra la publicación de las caricaturas de Mahoma, pero tras la protesta subyace un intenso sentimiento antiestadounidense, que la visita de Bush ha hecho aflorar.

En Hyderabat, capital del estado sureño indio de Andhra Pradesh y uno de los puntales de la revolución tecnológica del país, los grupos musulmanes opuestos a la visita de Bush lograron paralizar la zona antigua de la ciudad, con el cierre de mercados y tiendas. Se vio a manifestantes gritar "Osama bin Laden es nuestro ideal", y al menos cinco personas resultaron heridas cuando la policía hizo uso de la fuerza para dispersarlos.

VIOLENCIA SECTARIA En el norte del país, en Lucknow, el intento de los musulmanes de forzar el cierre de los comercios desencadenó violentos enfrentamientos con los hindús que acabaron con tres personas muertas. En Srinagar, capital de la Cachemira india, más de 30 personas resultaron heridas.

Pero sin tener en cuenta a las miles de personas que se han manifestado por todo el país desde su llegada, un exultante Bush afirmó en Nueva Delhi, a modo de conclusión de su visita, que las relaciones entre EEUU y la India "nunca han sido mejores". Y añadió: "No hay límite a lo que podemos conseguir". El presidente elogió el acuerdo suscrito el jueves, por el cual EEUU transferirá tecnología nuclear y combustible atómico a la India. A bordo del Air Force One , Bush, que está acompañado en esta gira asiática por su esposa, Laura, voló luego hacia Islamabad, capital de Pakistán. Hoy se entrevistará con el presidente de ese país, Pervez Musharraf, un aliado clave de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo de la red de Al Qaeda.

ATAQUE AL CONSULADO La visita no será fácil y está considerada de riesgo. El pasado jueves, un atentado suicida contra el consulado de Estados Unidos en Karachi costó la vida al diplomático David Foy y a otras tres personas, lo que obligó a revisar y a reforzar aún más el ingente dispositivo de seguridad.

"El ataque nos recuerda que estamos en guerra y Pakistán es a la vez un aliado en la guerra contra el terror y el campo de batalla donde se libra la guerra contra el terror", afirmó el consejero de seguridad nacional de la Casa Blanca, Stephen Hadley.

Las fuerzas de seguridad paquistanís están en estado de máxima alerta. Bush llegó a un Pakistán paralizado por la huelga general convocada por la oposición islamista. Además, miles de manifestantes se movilizaron en todas las grandes ciudades en contra de la visita del presidente. La protesta más numerosa tuvo lugar en Multan, en la provincia de Punjab, donde 10.000 personas salieron a la calle. Para hoy hay previstas más protestas.