Detrás de una máscara insípida escondía su crueldad. A veces, las palabras lo traicionaban y dejaban ver quién era. "Los desaparecidos son eso, desaparecidos; no están ni vivos ni muertos; están desaparecidos", dijo, en 1977, con una pedagogía escalofriante. El exdictador Jorge Rafael Videla, de 85 años, se sigue sintiendo un cruzado de la purificación. Antes de escuchar su condena a cadena perpetua, el lenguaje le puso otra vez en evidencia. "La Constitución Nacional guarda luto por la República desaparecida", dijo.

El exteniente general Videla encabezó la Junta Militar que dio el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Miles de personas fueron asesinadas. Sus cuerpos nunca se entregaron. En 1985, tras el retorno de la democracia, Videla y los demás jerarcas tuvieron que sentarse en el banquillo de los acusados. A él lo condenaron por primera vez a prisión de por vida. Cinco años más tarde fue indultado por el presidente Carlos Menem. En 1998 volvió a ser procesado por robo de hijos de desaparecidos. La de ayer es la primera sentencia en firme que recibe desde hace un cuarto de siglo.

En sus años de esplendor, los Videla se alojaban en un cómodo departamento de la avenida Figueroa Alcorta de Buenos Aires. Después de la primera condena, ya sin amigos, se fue a vivir a un edificio más pequeño. Desde hace más de un año está en una cárcel común.

Videla fue enjuiciado en la provincia de Córdoba junto a otros 28 oficiales por el asesinato de 31 presos políticos y el secuestro y tortura de cinco expolicías y el hermano de uno de ellos. "Los terroristas de ayer gobiernan nuestro país", dijo en su alegato. El exdictador cree que la juventud "está manipulada por una propaganda artera" y no sabe lo que sucedió a mediados de los años setenta. "Hubo una guerra no clásica, irregular", según su alegato. En la "guerra" de Videla se torturaba, se violaba, se arrojaban prisioneros al río, se robaban los bienes de los desaparecidos y a sus hijos nacidos en cautiverio.

Juicio histórico

A su lado estaba el exgeneral Luciano Benjamín Menéndez, amo y señor de Córdoba, conocido como El Chacal. Condenado también a perpetua por segunda vez, Menéndez reclamó un lugar entre los héroes, y no los villanos. Los militares, aseguró, "cumplieron en pocos años la misión encomendada por la Nación. Al acortar la guerra ahorraron sufrimientos a la patria. Comparémonos con Colombia, que hace 60 años enfrenta a la guerrilla terrorista".

El juicio contra Videla, Me- néndez y sus acólitos es histórico para Argentina y un hecho excepcional para los abogados querellantes Hugo Vaca Narvaja y Miguel Ceballos. Sus padres fueron torturados y fusilados.

Vaca Narvaja padre era defensor de presos políticos. Tenía 35 años y tres hijos cuando lo secuestraron en las escalinatas de tribunales. Antes de que lo ejecutaran, los militares se ensañaron con su padre. Al abuelo de Hugo Vaca Narvaja lo decapitaron. Miguel Ceballos perdió la vida en un intento de fuga.

Vaca Narvaja nieto y Ceballos hijo han pasado casi cinco meses junto a los responsables de la muerte de sus padres. Pero también han escuchado juntos la sentencia.