El Tribunal Especial Iraquí que debe juzgar a los exdirigentes del derrocado régimen de Sadam Husein hizo público ayer un vídeo en el que aparece el dictador mientras es interrogado por el juez que investiga su supuesta implicación en el asesinato, en 1982, de decenas de personas en la localidad shií de Dujail. Fuentes del tribunal aclararon que el interrogatorio tuvo lugar el pasado domingo y que la difusión de la cinta por varias televisiones locales iraquís fue autorizada por el magistrado. La defensa del dictador subrayó que el interrogatorio fue "ilegal", porque no estuvo presente un abogado.

En las imágenes, Sadam, que luce barba canosa, aparece sentado, con chaqueta oscura y camisa blanca, frente al Raed Juhi, el mismo magistrado que ya le interrogó el pasado mes de julio. La cinta se emitió sin sonido.

RESPUESTA AL ATENTADO La matanza de Dujail se produjo como represalia al atentado que padeció Sadam en esta localidad, de mayoría shií y situada a unos 80 kilómetros al norte de Bagdad. La acusación intenta demostrar que fue Sadam el que ordenó, hace 23 años, la ejecución de un centenar de personas.

El caso Dujail es uno de los 500 cargos que pesan contra el dictador, que será juzgado por crímenes contra la humanidad y por los que puede ser condenado a muerte. Las autoridades iraquís, sin embargo, han decidido reducir las acusaciones a tan sólo 14 --suficientes para condenarlo a la pena máxima-- para impedir que el proceso se alargue demasiado.

En el vídeo aparecen también otros cuatro dirigentes de la dictadura. Dos de ellos fueron interrogados por el asesinato de miles de kurdos a finales de los años 80, y los otros dos por la salvaje represión que desencadenó el régimen en 1991 contra la comunidad shií iraquí, tras la primera guerra del Golfo. El juicio contra Sadam, que también será juzgado por estos dos casos, puede empezar dentro de dos meses.

NUEVOS ATAQUES Los rebeldes, entretanto, lanzaron ayer varios ataques con coche bomba, que dejaron al menos 10 muertos y 25 heridos. Uno estalló en Bagdad, otro en Tikrit y un tercero en Samarra. En este último, tras estallar la bomba, hombres armados abrieron fuego contra los equipos de emergencia.

El Ejército de EEUU, por su lado, informó de la muerte de cuatro de sus soldados el pasado sábado. Con estas muertes, el número de militares norteamericanos fallecidos en Irak desde la invasión de marzo del 2003 supera ya el listón de los 1.700.

La situación está agotando la paciencia de los estadounidenses y del Partido Republicano del presidente George Bush. El domingo, el representante Walter Jones, de Carolina del Norte, anunció que se sumará a los demócratas, que esta semana presentarán un proyecto de ley para pedir un calendario de retirada de tropas. También otros líderes republicanos están mostrando su oposición a que continúen en Irak. Y un sondeo revela que un 60% de los norteamericanos desean el repliegue.