Esta semana, dos días después de lo previsto, se iniciará el curso escolar en Beslán (Osetia del Norte), protegido por grandes medidas de seguridad. Los controles se han multiplicado en las 36 escuelas de esa ciudad de 40.000 habitantes. Policías con perros han revisado las escuelas una a una en busca de explosivos o armas. Los otros colegios de Osetia del Norte abrieron sus puertas ayer, tras haber pasado las inspecciones.

"Después de los controles, todas las escuelas y jardines de infancia serán vigilados las 24 horas de día, hasta que la situación se estabilice", anunció Taimuraz Murtazov, jefe adjunto de la policía local. Este despliegue policial se ha puesto en marcha a raíz de la tragedia de Beslán, porque los secuestradores habían escondido armas y explosivos en el interior de la escuela.

SUPERVIVIENTES Por su parte, los niños de la escuela número 1 de Beslán que sobrevivieron a la tragedia partirán con sus padres a residencias de descanso en las que podrán estudiar y, a la vez, ser atendidos psicológicamente, según un portavoz del ministerio local de Educación.

De ellos, Georgi, de 10 años, se ha convertido en el rostro de la tragedia. Sentado en su cama de hospital, al suroeste de Moscú, mira la imagen de vídeo en la que evoca el terror vivido. En ella, aparece con su camisa blanca y los brazos levantados detrás de la cabeza. Todavía no sabe cuántos de sus compañeros han muerto en el ataque de Beslán. El pequeño logró escapar vivo de la pesadilla donde perdieron la vida al menos 339 personas. Una vez le den el alta en el hospital, se reunirá con los demás para recibir atención psicológica.