El primer ministro francés, Dominique de Villepin, no se siente desautorizado por el presidente, Jacques Chirac, quien decidió promulgar la ley que instaura el polémico contrato de primer empleo (CPE), aunque solicitó su suspensión hasta que no se modifiquen los puntos más conflictivos, según se desprende de sus declaraciones al Journal du Dimanche . "No, no; vivimos en una época donde buscamos permanentemente enfrentar a los unos contra los otros; no es esa la idea que yo me hago de la política; me niego a entrar en esto", apuntó Villepin.

Sus palabras, no obstante, no lograron disipar los rumores de divergencias de calado con el propio Chirac. Según ha trascendido, el primer ministro ha sido marginado en la estrategia de salida de la crisis, decidida por la presidencia y ejecutada por su rival en la carrera hacia el Elíseo, el ministro de Interior y presidente del partido gubernamental Unión por una Mayoría Popular (UMP), Nicolas Sarkozy.

UN CONTRATO MUERTO Y es que en la práctica, el CPE está muerto. La propia patronal Movimiento de las Empresas de Francia (MEDEF) recomienda a sus asociados que no utilicen el nuevo contrato, a pesar de que entró en vigor ayer, con la publicación de la ley en el Boletín Oficial del Estado. Para que no haya dudas, el Ministerio de Trabajo anunció que no se imprimirán los formularios correspondientes al CPE.

No obstante, Villepin no se da por vencido puesto que, según filtraron algunas fuentes, llamó al responsable de la patronal para las pequeñas y medianas empresas, Jean-Fran§ois Roubaud, para pedirle que empezase a utilizar el CPE sin esperar a las modificaciones, lo que provocó una nueva intervención del Elíseo para confirmar su suspensión.

Aunque el Gobierno no firme el decreto que crea el formulario para notificar a la Administración un CPE, eso no impedirá a un empresario redactar y proponer ese tipo de contratación a un asalariado de menos de 26 años, y será legal, según los expertos. De ahí que los sindicatos y los estudiantes sigan reclamando la anulación de la ley.

De forma paralela, los parlamentarios del partido gubernamental UMP, entre ellos el presidente de la Cámara baja, Jean-Louis Debré, y el propio Sarkozy --en calidad de presidente del partido-- multiplicaron los contactos para preparar la nueva ley pedida por el presidente Chirac.

MANIFESTACIONES Mañana se esperan huelgas en todos los sectores y manifestaciones en toda Francia, tan numerosas como las de la semana pasada, que movilizaron entre uno y tres millones de personas. La huelga en la SNCF (la Renfe francesa) comenzará hoy a las 20 horas y debería afectar a las conexiones con España. Air France también se verá afectada por los paros.

Además, se temen nuevos choques entre jóvenes violentos y policías. Los manifestantes contrarios a las huelgas continuaron ayer su campaña para exigir la reapertura de facultades e institutos. Pero un 54% de franceses desean que sigan los paros, pese al discurso de Chirac.