Como la mejor defensa es un buen ataque, el exprimer ministro francés Dominique de Villepin declaró ayer como imputado en el caso Clearstream con acusaciones contra el actual presidente de la República, Nicolas Sarkozy. Villepin declaró durante ocho horas ante los jueces Jean-Marie d´Huy y Henri Pons, que tenían previsto formularle 80 preguntas. "La verdad ha dado un gran paso adelante", dijo Villepin a la salida.

Los magistrados investigan una supuesta maquinación política para desacreditar a Sarkozy, que figuraba, junto a otras personalidades políticas y empresariales, en unas listas bancarias de la financiera Clearstream, con sede en Luxemburgo, como supuesto beneficiario del cobro de comisiones ilegales por la venta a Taiwán de fragatas francesas. Uno de los procesados, Jean-Louis Gergorin, exvicepresidente de EADS (matriz de Airbus) y amigo de Villepin, acusa al exprimer ministro de haberle ordenado remitir a un juez las listas, que resultaron ser falsas, con el objetivo de "desestabilizar" a Sarkozy en la carrera para la sucesión de Jacques Chirac, que estaría también en la conspiración.

Ahora, Villepin ha enviado a los jueces una nota de 23 folios en la que acusa a Sarkozy de haber mentido sobre la fecha en la que conoció el asunto y de haber aprovechado ese conocimiento anticipado para volver el caso contra los supuestos conspiradores. "Se puede constatar la fuerza mediante la que Sarkozy se ha presentado como única víctima de este asunto y, concomitantemente, la rapidez con la cual el ataque ha sido lanzado contra mí, sin ningún elemento de prueba concreta, pero apoyándose en un seudo móvil político", escribe Villepin en la nota, en la que acusa también al presidente de "privatizar" el caso en su provecho.

Sarkozy mantiene su condición de acusación particular, pese a que, como titular del Elíseo, preside el Consejo de la Magistratura. Villepin cree que el caso no es político, sino económico, y explica la aparición de Sarkozy en las listas como parte de la lucha por el poder en la empresa EADS de uno de cuyos accionistas, Arnaud Lagardère, Sarkozy es íntimo.