La guerra sin cuartel que libran el exprimer ministro Dominique de Villepin y el presidente Nicolas Sarkozy ha saltado a un nuevo terreno de batalla. Después de Clearstream, el caso de conspiración de Estado que enfrenta a los dos políticos en los tribunales, se reproduce la contienda en la investigación de una compleja trama de comisiones ilegales a Pakistán. Villepin implicó indirectamente a Sarkozy al evocar su "convicción" de que una parte de estos pagos financiaron la campaña presidencial del exprimer ministro Edouard Balladur en 1995. Como ministro del Presupuesto en la época, hay indicios de que Sarkozy estaba al corriente de la operación.

A petición propia, Villepin declaró ayer ante el juez Renaud van Ruymbeke. El caso de las retrocomisiones vertidas por el Estado francés a Pakistán por la compra de tres submarinos de guerra es consecuencia de la investigación a raíz de la denuncia presentada por las familias de las víctimas del atentado de Karachi, perpetrado en el 2002.

El exprimer ministro declaró en calidad de jefe de gabinete de Chirac cuando este accedió al Elíseo tras vencer a Balladur e interrumpió los pagos. Algunos documentos indican que Sarkozy conocía el pago de comisiones a Pakistán --aunque según testigos se opuso a la operación--, pero no hay pruebas de que estuviera al corriente de su destino.