Afganistán celebró ayer elecciones legislativas en una jornada dominada por la violencia. Al menos 14 personas murieron y varias decenas resultaron heridas en atentados perpetrados por los talibanes como parte de su campaña de boicot a los comicios. La participación fue más bien baja: el 40%, según calculó la Comisión Electoral Independiente (IEC) al cierre de las urnas. No habrá resultados hasta dentro de varios días. Los insurgentes aseguraron haber atacado unos 150 colegios electorales, lo que supone el 2,5% de los centros de votación que abrieron.

El presidente de la IEC, Fazl Ahmad Manawi, afirmó que el 10% de los 5.897 colegios electorales no abrieron o no comunicaron a la comisión que estaban abiertos, por problemas de seguridad. La IEC ya había decidido con anterioridad no abrir otros 1.019 colegios considerados inseguros. En cualquier caso, el número de ataques fue inferior a los que se atribuyeron a los islamistas en las elecciones presidenciales del pasado año.

El mando de la OTAN registró ayer 303 incidentes, frente a los 479 ocurridos en los comicios del 20 de agosto del 2009. Pero en esta ocasión la violencia estuvo más extendida y alcanzó a zonas que antes gozaban de mayor estabilidad. En el peor de los incidentes, los talibanes mataron a un soldado afgano y a seis milicianos progubernamentales en un asalto a un puesto de seguridad cerca de un colegio electoral en la provincia de Baghlan, en el norte del país. En la provincia de Balkh, tres personas murieron y otras cuatro resultaron heridas por el lanzamiento de un proyectil. La capital, Kabul, tampoco se libró de la violencia talibán. Poco antes de la apertura de las urnas, un proyectil impactó en la sede del canal Kabul TV, de propiedad estatal y situado cerca del palacio presidencial, el cuartel de las tropas de la OTAN y la embajada de EEUU.

IRREGULARIDADES Al margen de la violencia, no faltaron las irregularidades en las votaciones. La Comisión de Quejas Electorales (ECC) dijo haber recibido quejas por apertura tardía de los colegios por amenazas e intimidación, por casos de personas a las que no se les permitió votar, por la utilización ilegal de tarjetas de votación y por la falta de papeletas. Una de las prácticas fraudulentas más extendidas está relacionada con la pésima calidad de la tinta, supuestamente indeleble, con la que se marca la yema de un dedo del elector que vota. Una de las tintas utilizadas era de tan baja calidad que se borraba con gran facilidad y no faltaron los electores que votaron varias veces después de hacer desaparecer la marca del dedo.

Asimismo, funcionarios electorales señalaron que circulaban miles de tarjetas de registro electoral falsas por todo el país.

El presidente afgano, Hamid Karzai, votó a primera hora de la mañana. Dos de sus asesores hicieron algo tan insólito en democracia como revelar el voto del mandatario: optó por una candidata mujer e hindú.