Cuatro meses después de su nacimiento, y coincidiendo con el fin del gran debate nacional organizado por Emmanuel Macron para buscar una solución a la crisis, los disturbios, incendios y pillajes volvieron ayer a los Campos Elíseos de París en la decimoctava jornada de protesta de los chalecos amarillos.

Una lluvia de gases lacrimógenos cayó desde primera hora de la mañana sobre los manifestantes -muchos de ellos, encapuchados y vestidos de negro-, que respondieron lanzando piedras, botellas, adoquines y petardos a las fuerzas del orden. La policía trató de impedir con cañones de agua el acceso al Arco del Triunfo, que el pasado 1 de diciembre fue asaltado por un grupo de chalecos amarillos en una jornada especialmente violenta.

El ministro del Interior, Christophe Castaner, mencionó la presencia de 1.500 elementos ultras infiltrados entre los manifestantes y los consideró «profesionales del vandalismo y del desorden» que estaban en París con la única intención de «sembrar el caos». El paso de los manifestantes por la famosa avenida parisina acabó con infinidad de establecimientos destrozados, incendiados o saqueados. En la lista figuran las tiendas de Nespresso, Lacoste, Hugo Boss, Longchamp o Zara. Las lunas de muchos escaparates fueron apedreadas y un quiosco de prensa acabó completamente calcinado.

LE FOUQUET’S, ASALTADO / Los alborotadores la emprendieron también con el mítico restaurante Le Fouquet’s, una brasserie clasificada como monumento histórico y famosa porque Nicolas Sarkozy celebró ahí su victoria en las elecciones presidenciales del 2007. Las planchas de madera que protegían la fachada fueron insuficientes. Los violentos asaltaron el local y saquearon su interior. Luego le prendieron fuego, pero los bomberos lograron controlar las llamas a tiempo.

En la cercana avenida de Roosevelt, los bomberos tuvieron que socorrer a una mujer y su bebé atrapados en el segundo piso de un edificio en llamas después de que se declarase un incendio en el bajo que albergaba una oficina bancaria. Once personas resultaron heridas leves. «Los individuos que han hecho esto no son ni manifestantes ni alborotadores, son asesinos», declaró Castaner.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, condenó con firmeza los atropellos cometidos en los Campos Elíseos y lanzó un llamamiento a la calma. La situación ha obligado al presidente francés a acortar su estancia en los Pirineos, donde pasaba el fin de semana en una estación de esquí, y volver al Elíseo. Las imágenes de Emmanuel Macron esquiando mientras los Campos Elíseos ardían empezaban a generar polémica.

«¿Qué Macron, el movimiento se apaga?», preguntó irónicamente una manifestante al final de una jornada que sacó a la calle a 32.000 personas en toda Francia (10.000 en París) y se saldó con casi 200 detenidos en la capital.