Alemania está viviendo una ola de xenofobia que habría sido impensable hace unos años. La llegada de casi un millón de refugiados, el aumento de la desigualdad social y el consecuente auge de la derecha populista han degenerado en una tensión social que evoca a los tiempos más oscuros del país. Eso se ha palpado en las calles, donde la violencia y los crímenes racistas se dispararon en el 2015 hasta un 116% registrando un total de 8.529 casos, según documenta el informe ciudadano ‘Gut leben in Deutschland’ (Buena vida en Alemania), impulsado por el Gobierno federal.

En esta encuesta anual que el Estado realiza a sus ciudadanos se especifica la “preocupante” situación que vive el país, en el que las agresiones racistas son cada vez más comunes. Así, durante el año pasado se registraron unas 10.373 ofensas con motivación política, racial, nacional o religiosa, lo que supone un aumento del 77%. Estos ataques y amenazas han crecido especialmente en la red, donde los autores pueden esconderse tras la pantalla. En el 2015 los crímenes de odio racial propagados por internet se dispararon un espectacular 175% hasta los 3.084 casos.

INSTRUMENTALIZACIÓN POLÍTICA DEL ODIO

A principios de este mes el ministro de Justicia, el socialdemócrata Heiko Maas, alertó de que partidos ultra como el populista xenófobo Alternativa por Alemania (AfD) se sirve del discurso de odio en las redes sociales para propagar su mensaje. “Sacan partido de la radicalización en internet y a través de otros canales para beneficiarse políticamente”, alertó el miembro del Ejecutivo. En julio ya pidió a plataformas como Facebook que reforzasen sus políticas para eliminar de sus páginas todos los mensajes de odio que incendian la tensión en el país. Políticos destacados de AfD han utilizado estas herramientas para pedir desde que se dispare a los refugiados que traten de entrar en la frontera a calificarlos de “gusanos asquerosos”.

En este particular diálogo con el Gobierno en el que han participado hasta 16.000 personas se demuestra que una de las principales preocupaciones de los alemanes son también los robos, que en el último año se han disparado alrededor de un 10% hasta situarse en los 167.000 casos. De estos, la policía solo ha conseguido resolver un 27%, una cifra peor que en 1998. La preocupación ciudadana se traduce ahora en la preocupación del Gobierno federal. Este miércoles el Gabinete encabezado por Angela Merkel discutirá los puntos más controvertidos de un informe que vuelve a poner a Alemania en alerta.